La fidelidad de Dios a una madre viuda

Categoría: Testimonios
Tema:

Confiar en el Señor a través de los tiempos difíciles, sabiendo que Él es soberano, fiel y en control de todo. Alabé al Señor por su fidelidad en guiarlo todo el camino al Cielo. Sólo tener que confiar en el Señor que si… si Él decide tomarme, Él cuidará de ellos. Y aunque ha sido mi papel pastorearlos, que si Él me lleva, Él cumplirá eso. El camino para que la mujer piadosa florezca en el ámbito espiritual no es un camino fácil. Antes bien, es un camino marcado por pruebas y marcado por la fidelidad de Dios en medio de esas pruebas. Es un camino de creer a Dios en medio de situaciones que a menudo parecen imposibles. Como dice Hebreos 11:11: Por la fe Sara misma recibió fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel al que lo había prometido. Escuchen ahora de una de estas mujeres acerca de la fidelidad de Dios comenzando con el área de tener hijos. Ser madre es uno de los regalos más sagrados que Dios da. Y sin embargo, es muy común que su maravilloso plan es quitado de la historia de la maternidad. La creación de un hijo en la matriz, el sostener una vida en crecimiento a través de un embarazo. el dar a luz a un bebé que respira, trayéndolo a este mundo, todo señala a un Dios que está orquestándolo todo. Nuestro paso a ser padres comenzó hace casi cinco años y medio cuando descubrimos que esperábamos nuestro primer bebé. Nueve meses después, logramos celebrar a Owen Roger, que nació a esta vida. Salió obstinado, presumido y maravilloso, y disfrutamos de él por un año y medio antes de descubrir que iba a estar embarazada con nuestro segundo. Nueve meses después, dimos la bienvenida a Emma Ruth al mundo, y éramos una familia feliz de 4; un niño y una niña. De inmediato sentimos la responsabilidad de criar a nuestros hijos en los caminos del Señor y simplemente el privilegio y el regalo que el Señor nos ha dado como padres. Empezamos a darle sólidos a Emma y un mes después nos enteramos de que esperábamos nuestro tercer bebé. Recuerdo haber mensajeado a mis amigas cercanas y hermanas y sólo para hacerles saber, anunciar que estaba embarazada. Estoy emocionada de ver lo que el Señor tiene para los Tiegreens y el bebé número tres. Pensando en eso ahora, simplemente puedo acordarme de confiar en la soberanía del Señor y su control sobre todas las cosas. Porque los siguientes dos años no transcurrieron exactamente como lo hubiéramos planeado o deseado. Pero podemos ver la obra del Señor a través de todo. Estábamos emocionados de anunciarlo a nuestros amigos y familia, y a un par de semanas después teníamos dudas acerca de posibles signos de un aborto espontáneo, y terminamos perdiendo nuestro tercer bebé. Entonces después de perder nuestro tercer bebé, definitivamente fue más una realidad y una posibilidad de tener un aborto espontáneo, pienso, antes de jamás tener complicaciones en un embarazo no esperas que esas cosas vayan a suceder. Esperas que todo saldrá normal y supongo que eso es lo que sólo habíamos esperado. Y no resultó así. Definitivamente fuimos probados en nuestra fe, sencillamente en cuanto a si creíamos que Dios estaba en control de esas cosas o no y de qué clase de propósito iban a tener en nuestras vidas. Yo diría que fue una prueba difícil, pero buena. Así que estábamos agradecidos por esa prueba, por pasarla como familia. Fue la primera pérdida de verdad que habíamos experimentado como esposos, y logramos superarla. A nuestra sorpresa, un mes después, lo que ni siquiera sabíamos que era posible, descubrimos que estaba embarazada otra vez. Con nuestro cuarto bebé. Pero fui al médico y me hicieron una ecografía, y él dijo: Sí, estás embarazada. Veo un latido de corazón viable. Sé que tuviste un aborto espontáneo la vez pasada, pero se me hace que no debe preocuparnos ni darnos miedo. Entonces que te mantengas sana y veremos cómo te van estos próximos meses. Y sin embargo, en el fondo de mi mente, había la posibilidad y la realidad de que los abortos espontáneos no son tan raros. Así que, de inmediato empecé a pedir a mis amigas cercanas que oraran por mí. Estábamos un poco más renuentes de anunciar este embarazo, pero todavía sabíamos que no podíamos ocultarlo de nuestra familia y amigos; son nuestra familia de la iglesia, nuestros padres. Sabíamos que iban a estar orando por nosotros y animándonos y pendientes de cómo estábamos. Entonces no era algo que queríamos ocultar de ellos. Pues yo estaba enferma durante este embarazo. Todo parecía marchar bien según mis citas prenatales. Y luego a las 12 semanas, nos enteramos de que íbamos a estar esperando otro varón. Entonces regresé a las 15 semanas sólo para confirmar que era niño y que todo iba bien. Y me hice la ecografía y y no había latidos. Y cuando vi la pantalla, el bebé no se movía. Entonces el médico miró más de cerca y me mostró un escáner diferente del bebé. Y se podía ver que no había sangre fluyendo a través del bebé. Honestamente, otro respiro hondo y un profundo Señor, confío en Ti. No tengo idea de cuál será el próximo paso con este bebé que ya no está vivo dentro de mí. Pero por favor, ayúdame. Esa noche fue una de las más memorables y difíciles de nuestro matrimonio, sólo para dar a luz a ese bebé pero no traerlo al mundo y poder celebrar su vida, pero tener que confiar en el Señor al lamentar un segundo aborto espontáneo. Alrededor de seis meses después, descubrimos que yo estaba embarazada con nuestro quinto bebé, y sentimos que habíamos dado a mi cuerpo un par de meses para recuperarse y que este iba a ser solo otro paso de embarazo, de confiar en el Señor. Yo estaba enferma. Las señales parecían buenas. Llegamos a la marca de las 12 semanas. Me enteré de que era otro niño. Llegamos a la marca de las 15 semanas. Todavía había un latido viable. Todo parecía bien. Fui a mi cita de 20 semanas y la técnica de ultrasonido no pudo encontrar el latido de corazón de este bebé. Este varoncito, nuestro quinto bebé, y esa noche y ese día fueron como una pesadilla. Reviviéndolo una y otra vez, pero todavía procurando confiar al Señor a través de los momentos difíciles, sabiendo que Él es soberano, fiel y tiene control. Aquella noche fuimos al hospital y experimentamos otro aborto espontáneo, otro parto de un bebé que no íbamos a poder disfrutar y conocer y cargar vivo. Esta no es una historia de la fidelidad de Dios porque parezca que al final culminará con un nacimiento sano del bebé. Es prueba de su fidelidad porque a través de esta temporada de embarazo y pérdidas, Él ha demostrado una y otra vez que sí podemos confiar en Él. Lo demostró al proporcionarnos la inestimable consolación de nuestra iglesia local. Cada pérdida trajo un dolor más profundo, pero cada una fue igualada por una de las medicinas más eficaces del mundo, el cuerpo de Cristo. Las visitas en el hospital, las cartas, las comidas, los que ayudaron con la limpieza, las oraciones, los sermones, y los abrazos, todos fueron demostraciones de la bondad de Dios al hacernos saber que Él no nos deja para llorar a solas. Él ordena las pruebas en nuestras vidas para que nuestra fe en Él, como nuestro buen Padre, pueda crecer de manera más profunda, para que Él pueda mostrar cómo nuestros sufrimientos tienen como objetivo enseñarnos que somos dependientes de Él. Puedo decir que soy privilegiada para ver más claramente cómo su soberanía sobre nuestras vidas no es un gobernar los sucesos de manera impersonal y a lo lejos, antes bien, es un despliegue de un plan significativo, sabio e intrincado que cooperará para su gloria y nuestro bien como sus hijos. Ah oh, ¿qué hay? Contracciones. Hola amiguitos, ¿adónde vamos? ¿Al hospital, eh? Owen, ¿qué va a pasar? ¡Judson! Bueno, Judson no ha nacido todavía, ¿verdad que no? Apenas ha comenzado. Y realmente está sucediendo. Qué emocionante. Owen, ¿quién es éste? Poco después de que nació Judson, una de las enfermeras observó que no estaba respirando correctamente. Esto finalmente llevó a un diagnóstico de dificultad respiratoria, y tuvieron que transferirlo a la UCIN de Willow Creek para estar allí los próximos nueve días. Nosotros y nuestra iglesia oramos fervientemente que Dios tuviera misericordia de él y lo sanara. Y así lo hizo. Y estábamos muy agradecidos al Señor por haber ayudado a las enfermeras y los médicos en saber qué fue lo mejor para tratar a nuestro amiguito. Estamos muy agradecidos a todos ustedes por sus oraciones y su ardua labor en apoyar a nuestra familia y ayudarnos a cuidar de Judson. Levantaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra. No permitirá que tu pie resbale. No se adormecerá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. El SEÑOR es tu guardador. El SEÑOR es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te herirá de día, ni la luna de noche. El SEÑOR te guardará de todo mal. Él guardará tu alma. El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre. Las pruebas por las que acaban de oír que nuestra hermana pasó, ¿ese era el colmo de su sufrimiento? ¿O tuvo que afrontar pruebas más difíciles? ¿Y asimismo una vez más encontrar a Dios siendo fiel en medio de esas pruebas? Avancemos seis años, y su familia se encontraba sirviendo y laborando en Turquía como misioneros. Y luego sucedió esto. Escuchen a su esposo, Joel. Pues hace como ocho meses, mi esposa, los cuatro hijos y yo estábamos en Turquía y y salimos de vacaciones en familia. Y realmente fue una bendición y un tiempo de refrigerio. Y tuvimos un tiempo realmente maravilloso disfrutando de estar juntos y viendo una parte del mundo que nunca habíamos visto antes. Y mientras estábamos en ese viaje, cargué a mi hijo menor, Abraham, por muchas millas y mis brazos empezaron a dolerme mucho. Y fue cuando regresamos a casa de ese viaje que fui al, decidí ir al médico porque me molestaba mucho el brazo derecho. Y había un pequeño bulto ahí. El médico turco, Hacía cinco años que vivíamos en Turquía, y el médico turco dijo: “Oh, no creo que sea algo grave, a lo mejor sólo tienes un tirón muscular”. Y también hacía bastante ejercicio en ese tiempo y levantaba pesas y había observado a veces mientras hacía los curls de predicador (bíceps) que me daba un dolor agudo, como una especie de dolor punzante en los nervios ocasionalmente en mi brazo derecho, pero realmente no pensé mucho en ello. Entonces esperamos un par de meses más o tal vez un mes y medio por ahí, y el sitio en mi brazo se ponía cada vez más grande. Entonces decidimos que yo volvería al médico, y esta vez el médico era como: Vaya, eso ya debería haber desaparecido a estas alturas. Mejor que te hagamos una resonancia magnética. Y cuando hicieron la resonancia magnética, ahí recibimos las alarmantes noticias de que se veía como un tumor, y el tumor, él dijo que no creía que fuera canceroso, pero que podría ser. Pero era bastante grande. Había crecido a 11 centímetros por 5 centímetros y había que extirparlo porque estaba comprimiendo mi nervio y iba a ser una cirugía bastante seria. Bueno, en pocas palabras, hicieron la cirugía en Turquía. Fue muy dura. Pero el Señor nos ayudó a través de eso. Y recibimos las noticias como a una semana y media después de que se hizo el análisis de todo el tumor, de que casi tres cuartos del tumor no eran cancerosos, pero que el término del tumor sí era canceroso. Y dijeron que era un sarcoma pleomórfico. Y eso fue un shock para nosotros. Entonces venimos, decidimos regresarnos para recibir tratamiento adicional en Estados Unidos. Y cuando llegamos aquí, examinaron de nuevo el tumor y dijeron que sí, que era así. Era un sarcoma pleomórfico indiferenciado. y aparentemente esos son, pues, es algo muy fuerte. Y el médico me dijo, él dijo: Esto es muy grave. Probablemente hay que hacer otra cirugía y posiblemente quitarte el brazo. Y finalmente decidieron que era demasiado tarde para todo eso y que solo iban a hacer radiación. Entonces hicieron 35 rondas de radiación y me examinaron tres meses después. Y no había evidencia de enfermedad en ninguna parte. Y estábamos emocionados por eso. Y luego avanzamos tres meses más y me presenté para hacerme otro escáner. Pues te escanean cada tres meses en las primeras etapas. Y el médico dijo: Bueno, no hay cáncer en tu brazo, pero tus pulmones están llenos de tumores. Y dijo: Es terminal. Y entonces eso fue un shock para mi esposa y yo. Pero aparentemente con los sarcomas eso pasa con mucha frecuencia. Entonces ahí es donde nos encontramos hoy. El diagnóstico no ha cambiado. El doctor dijo que sería un milagro si yo viviera. Un médico dijo que probablemente sólo viviría tres meses más a partir de ahora. Otro médico dijo quizás cinco. Y están probando algunos medicamentos experimentales, pero dijeron que dudaban que alguno de ellos funcionara. Así que eso es dónde estamos en este momento. Eso es lo que nuestra familia ha estado pasando. Y se me olvidó mencionar también, just cuando me dieron el diagnóstico del brazo, nuestro quinto hijo, James, nació en Turquía. Así que, agradecidamente, a través de todo esto, el Señor nos ha preservado. Ha sido difícil. No ha sido nada fácil. Pero por su gracia, nuestra fe no ha titubeado. Nuestra esperanza ha permanecido firme en el mundo venidero. Y una de las cosas más difíciles, desde luego, es pensar en mi esposa y mis hijos. Y ellos son un regalo tan precioso y sólo tener que confiar en el Señor que si Él elige llevarme, Él cuidará de ellos. Y que aunque ha sido mi papel pastorearlos, que si me lleva, Él lo cumplirá. Y Joel Isaac Tiegreen sí partió para estar con Cristo en abril de 2021 a la edad de 36 años. Y su esposa, en ese momento y ahora, sí ha encontrado a Dios fiel. Aquí está un video que ella grabó un tiempo después de su muerte, en el que reflexiona acerca de la bondad de Dios. Hace un poco más de un año Joel y yo nos sentamos en esta misma sala. Pudimos compartir con alegría y risas la historia de cómo nos conocimos. Era una historia que sabíamos que solo nosotros podríamos contar porque era nuestra experiencia. Sabíamos que era una historia que sólo Dios podría haber hecho realidad. Nos sentamos aquí sabiendo que Joel tenía una enfermedad terminal. Sólo le quedaban unos meses de vida, y con intencionalidad, simplemente grabamos un video, para tener un recuerdo registrado. Y estoy muy agradecida de que tenemos ése. Con respecto al video de hoy, mi deseo es sólo tener un registro fiel de lo que sucedió en sus últimos días. Pienso en algunas de las oraciones que hicimos con nuestra iglesia en esta sala. Oraciones por curación, desde luego. Pero también oraciones para que Dios hiciera soportable lo que pareciera insoportable. Otra oración que hicimos fue que pudiéramos estar juntos en nuestros últimos días al morir Joel, que no tendría que morir a solas. Bueno, y esa oración fue contestada. Fue mi privilegio estar al lado de él. Dios me dio ese regalo. Entonces en cierto modo, siento que es mi responsabilidad compartir y dar un recuento fiel. También sé cuán propensa soy a olvidar. Ya ves, en las Escrituras la partición del mar Rojo y el milagro que fue eso. Así que, si los israelitas son capaces de olvidar eso, pues siento que si puedo compartir la bondad de Dios y su manera particular en nuestra situación, entonces tal vez pueda arrojar luz y ayudar a mis hijos en el futuro lidiar con esta historia de lo que yo diría que es un hermoso retrato de la justicia y benignidad de Dios. Salmo 145:17 dice: Justo es el SEÑOR en todos sus caminos, y bondadoso en todos sus hechos. Definitivamente la palabra “todos” se me destaca a mí, y lo puedo ver. Lo puedo ver claramente en todas las maneras en las que nos amó, de manera específica, en darnos lo que necesitábamos para que fuera soportable este camino. En una interacción reciente que tuve con uno de mis hijos, sin embargo, se me abrieron los ojos. Me di cuenta de que estaba tratando de forzar sobre mis hijos esta idea de que Dios siempre es bondadoso. Y ahora mismo en la vida, es sumamente difícil que ellos lo vean así. En parte porque yo creo que no han visto la justicia y la bondad que Dios desplegó perfectamente en la cruz por medio de Jesucristo. Si puedes luchar con la cruz, si puedes ir a la cruz, y ser ofendido por ella, y ver tu necesidad de la cruz, entonces puedes ver la justicia y bondad más claramente en tu vida cotidiana. Así que, esa es mi oración con este video. Esa es la oración por mis hijos: que en el futuro podrán mirar atrás a los últimos días de mi esposo. Podrán mirar atrás a los últimos días de su padre y podrán decir con confianza: Justo es el SEÑOR en todos sus caminos, y bondadoso en todos sus hechos. El último día fue sorprendentemente tranquilo. De hecho, esa noche nos quedamos dormidos. Nos despertamos cuando entró el médico para decirnos que había estado ahí unas horas antes, pero nos había visto tomados de la mano y dormidos. Y fue una escena tan bonita que no iba a despertarnos para ver cómo estaba Joel. Un anciano más estaba programado venir ese día, y no sabía si Joel iba a sobrevivir la noche. Entonces le mandé un mensaje y dije: Sabes, no sé qué tan coherente va a estar, pero tu visita aún sería una bendición. Entonces a unas horas después, llegó este anciano. Y cuando le dije a Joel quién era, enseguida intentó, en su debilidad intentó sentarse. Y supe en ese momento que nos podía escuchar y que cualquier especie de ánimo que pudiéramos darle sería útil. Entonces me senté ahí con ese anciano y sólo intentamos consolar y edificar a Joel tanto como se pudiera en aquellos momentos de última coherencia. El anciano le estaba diciendo: Vamos a cuidar de tu familia. No necesitas preocuparte por ellos. Termina fuerte; estás tan cerca. Me acuerdo cómo Joel había deseado mucho estar en esta conferencia, esta conferencia de Credos y Confesiones, la cual este anciano a su lado iba a celebrar unos días más tarde. Sólo un flashback. Joel me había preguntado: Emily, ¿crees que podremos ir? ¿Crees que lograremos llegar a este lugar y participar en la conferencia? Y sólo le decía: Bueno, vamos a ver cómo te encuentras. Pues siempre amaba estar en esas, en esas reuniones de aprendizaje y hermandad. Entonces me daba risa, o me hacía sonreír mientras le decía: Joel, cuando estés allí, conocerás los credos y las confesiones mejor que todos estos hombres que están tratando de entenderlas y mantenerse firmes en ellas. Así que, fue un recuerdo dulce, de nosotros ministrándole a él tanto como pudiéramos al final. Cuando sentimos que habíamos dicho todo lo que podíamos decir, se levantó el anciano para salir, y Joel débilmente extendió su brazo y intentó levantar su teléfono. Y no entendía en realidad lo que quería. Pero finalmente nos dimos cuenta de que él quería que yo tomara una foto de él y este hermano. Entonces alcé mi teléfono y tomé esa foto, y luego preparándose para despedirse. Pero luego extendió la mano otra vez, y entendimos que él quería una última foto conmigo también. Así que, esa fue la última interacción que tuve con Joel. Mientras el anciano estaba a punto de despedirse de Joel, sólo en un último empujón y estirón de su fuerza, él intentó ponerse de pie, y sólo recuerdo que básicamente tratábamos de agarrarlo para regresarle a la cama, y el anciano decía: No, no, Joel, no te preocupes. Sé que me amas. Quédate ahí. No tienes que levantarte. Y fue una señal muy hermosa de ese último esfuerzo para hacerle saber a un hermano, como: Gracias. A través de ese día, logré ver a Joel relajarse y estar más confortado. Por fin consiguieron que él se inclinara hacia atrás en su cama hospitalaria de hospicio, y por alguna razón verlo poder inclinarse hacia atrás y tener ese alivio, me alivió a mí. Creo que como familia lo habíamos visto durante los últimos meses, como tratando de sostener su cuerpo porque su cerebro no le dejaba inclinarse hacia atrás aunque sus pulmones y su cuerpo se sintieran como si debiera poderse. Entonces, sólo ver ese poco alivio, poquito a poco, él inclinándose hacía atrás más y más fue sólo una imagen de lo que yo quería para mi marido. Yo deseaba que ya no tuviera esa lucha de tratar de sostenerse más. Así que, durante el transcurso del día, entraba el médico y sabiamente me preguntaba: ¿Qué es lo que ves sucediendo? ¿Cómo lo ves? En cierto modo como para prepararme a mi misma y sólo asegurar que yo dijera en voz alta lo que estaba a punto de acontecer. Y él decía: Sí, tienes razón. Está cerca. Podría ser esta noche, pero no estamos seguros. Así que, obviamente empecé a prepararme para lo que podría ser nuestra última noche o las últimas horas finales. En realidad no sabía. Teníamos las luces un poco tenues en la habitación. Así que, mandé un último mensaje de mi teléfono a la esposa del anciano que acababa de visitar, diciendo: Gracias por compartir tu marido. Esa fue una gran bendición. ¿Por favor orarás por mí? Creo que ya ha llegado el fin. Abrí mi Biblia y me posicioné en una manera en la que todavía podía mirarlo y ver su pecho. En ese momento. sólo estaba respirando cada vez más profundamente, inhalando y exhalando, y cada vez se alejaban más y más. Entonces tenía abierta mi Biblia. Estábamos tomados de la mano. Y empecé a leer del libro de Apocalipsis. Y dentro de unos minutos de eso, observé una diferencia en su respiración. Entonces sólo mantenía mi Biblia en una manera en la que podía seguir leyendo. Y miraba su pecho. Y finalmente su pecho no volvió a subir. Honestamente no sabía qué hacer en ese momento, aparte de seguir leyendo. Entonces seguí leyendo unos versículos más. Y luego entró una enfermera. Ella no tenía ni idea de lo que acababa de pasar, pero ella simplemente se acercó silenciosamente y dijo: Sólo vengo para ver cómo está. Y dije: Ya no está aquí. Y se acercó, sólo para revisar, sin palabras, y después sólo dijo: Te doy tiempo. Entonces estuve sentada ahí en esos momentos dándome cuenta de que esa fue la última vez. Dios me había dado la oportunidad de leer a mi marido hasta que se durmiera. Me di cuenta de que esas fueron las últimas oraciones que jamás iba a hacer por mi marido, y alabé al Señor por su fidelidad en conducirlo todo el camino al Cielo. Confiar en el Señor en los tiempos difíciles, sabiendo que Él es soberano y fiel y está en control. Alabé al Señor por su fidelidad en guiarlo en todo momento a su hogar en el Cielo. Sólo tener que confiar en el Señor de que si Él escogiera llevarme, Él cuidará de ellos. Y aunque ha sido mi papel pastorearlos, que si Él me lleva, Él mismo cumplirá esa responsabilidad.