Te entrenan en las Fuerzas Aéreas, al menos lo hacían. Porque cuando un sargento dice: “Al suelo”, te tiras al suelo. No te parabas ahí y decías: “¿Por qué querría tirarme al suelo? ¿Hay alguna razón para tirarme al suelo? Parece un suelo muy duro, mi madre no me obligaría a tirarme al suelo”. Nada de eso. ” Al suelo”, ¡bang! estás en el suelo. Y te salva la vida.
Dios trata con cada uno de nosotros de la misma manera. Él nos entrena. Te entrena a ti. En eso consiste la vida del creyente; y eso es lo que vives durante toda tu vida. Y a veces, estás en una batalla feroz y tu entrenamiento entra en acción. Y comprendes: “Aquí es donde estoy, y esto es lo que Dios ha hecho por mí, y esto es lo que Él me ha enseñado a hacer en medio de esta situación. eñor, ayúdame ahora, oh Dios”. Todo hijo de Dios es disciplinado y entrenado.
Te diré lo que he descubierto. El Señor te pondrá a prueba, y si no la pasas, Él te hace pasar por el curso de nuevo. Tienes que volver a hacer la misma prueba. Es mejor que lo hagas bien a la primera. Y luego, después de un tiempo, luego de unos años, Te da un curso de actualización. Así que el estímulo aquí es que no te deprimas, no te preocupes, no te desanimes por tu experiencia porque Dios está trabajando en tu vida; no cuando todo es color de rosa quizás a veces cuando todo va mal y es un lío.