¿Cuál es el vacío en tu vida?

Categoría: Corte de Sermon

La codicia es el deseo de tener. Es un deseo alimentado por la creencia que mi vida consiste en lo que tengo. Mi vida no va a estar bien hasta que tenga cierta cosa. No estoy viviendo. No es en verdad vida. Realmente no estoy viviendo a menos que tenga eso. Es ese vacío. ¿Cuál es el vacío en tu vida? Esa cosa que causa un vacío en ti. Tengo que tener eso. Te sigues sintiendo como: Bueno, si realmente voy a ser feliz en este mundo, tengo que tener esa cosa. Eso es lo que está pasando aquí. El hombre en la parábola – ¿qué era lo que quería? Muchos años de relajo, comer, beber, y ser feliz. Yo haré, yo haré, yo haré…él acumuló tesoros para sí mismo. ¿Qué del hombre que quería la herencia? Tenía la misma mentalidad. ¿Qué tipo de mentalidad? Que esa herencia era crucial para su vida. Su felicidad dependía de ella. Como ves, el hombre que tiene mucho, incluso más de lo que sabe hacer con el, su felicidad – él lo tiene todo calculado – su felicidad descansa en lo que posee. Pero el hombre que no tiene, tiene la misma mentalidad. Piensa que su vida no va a estar bien mientras su hermano ande por ahí. Esto no es justo. Mi hermano tiene todo el dinero. Tiene todo los bienes. Tiene todas las posesiones. Tiene todo el ganado, toda la cosecha, toda la tierra. ¡Tiene todo esto! Y yo no. De todas las preguntas que le pudo haber traído al Señor, esto era lo que le rebosaba: “Señor, haz que mi hermano lo arregle. Su felicidad dependía de ello. Y como puedes ver, no importa si no tienes la herencia y la quieres o ya tiene más de lo que sabe qué hacer con ella. La codicia es la lujuria del corazón que proviene de un punto de vista del mundo que la vida de una persona es medida por lo que posee. Ves, ahí es donde tenemos que deternos y pensar, cada uno de nosotros, Y saben, que hay algunas cosas hay ciertas cosas con las cuales no debes estar contento. Hay cieras cosas que tú no deberías estar conforme y satisfecho. Deberías querer más del Señor. Deberías querer más santidad. Pero eso no es de lo que hablamos aquí. Estamos hablando de lo material. ¿Qué define tu vida? Vas caminando y crees que… Bueno, ya sabes, mi vida es bastante buena ahora mismo, pero sería realmente completa si tuviera… rellenar el espacio en blanco. ¿Qué es? ¿Una mujer? ¿Un hombre? ¿Una casa? ¿Un coche? ¿Zapatos? ¿Una pistola? ¿Un cortacésped? ¿Trabajo? ¿Ministerio? ¿Popularidad? ¿Éxito? ¿Fama? ¿Un viaje a algún lugar? ¿Un título? ¿Buena salud? ¿Estatus correcto? ¿Cierto rango? ¿Educación? ¿Estudios? ¿Conocimiento? Verás, la codicia es esa mentalidad de que mi vida no está bien, no está completa. No estoy satisfecho hasta que no consiga esa cosa. Es una persona infeliz e imagina que nunca podrá ser verdaderamente feliz hasta que consiga esa cosa. Sin embargo, lo que me parece más interesante es lo que se dice un poco más abajo. Fíjate que si bajas en Lucas 12 y llegas al verso 33. “Vended lo que poseéis” (RVR60) Aquí hay un hombre que quiere posesiones. Quiere parte de la herencia. No dice cuánto. Su hermano lo tiene todo. Y quiere algo de eso. Quiere un pedazo de la torta. Quizás piense que lo justo sería el 50% Y Jesús le da la vuelta a esto. En lugar de pensar sobre todas las posesiones que deberías tener, y que tu vida está incompleta con ellas, quizás deberías ver que tu vida está incompleta hasta que empiezas a vender tus posesiones ¿Incompleta? Sí, porque obviamente Él dice que si vendes tus posesiones para conseguir bolsas de dinero aquí que obviamente no deberías tener si no vendiste las posesiones que tienes. “Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Estén ceñidos vuestros lomos…” (Lucas 12:33-35) Cuando escuchas este tipo de cosas: “Estés celidos vuestros lomos” ¿a qué se refiere? Estén listos para cuando regrese el Señor. ¿Cómo? Teniendo una mentalidad adecuada cuando se trata de cosas aquí. Eso es lo que está sobre la mesa. Cuando habla de un hombre vestido o una mujer vestida para la acción, “Estén…vuestras lámparas encendidas” “y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas para que cuando llegue y llame, le abran en seguida.” (Lucas 12:36) Es decir, no vas y abres esa puerta a la primera cuando Él viene y toca la puerta si tienes todo esto aquí en la que se invierte tu vida, que piensas que debes ser feliz. Es como decir: “¡No, no quiero que Él venga!” “Mi vida está muy ligada a mi familia, mis hijos, mi patio, mi casa, mi coche. Está ligada a estas cosas.” “¡No, Señor, no vengas!” “¡No estoy listo a que regreses!” “Tenemos esta actividad esta semana y todas estas otras.” “Aún no he hecho tal cosa… no he hecho tal vaje aún… ¡No regreses ahora!” Como ves, la persona preparada, empieza a venderlo todo. Y allí estará tu mirada. Solo entonces estarás listo para Su venida. No te aferras a las cosas de aquí. Este extracto fue tomado del sermón completo: La codicia: Uno de esos pecados respetables