Medita en Cristo sin importar el costo

Hermanos, necesitamos estar en un estado en donde mantenemos a Cristo delante de nuestros corazones, de nuestras mentes, de nuestra mirada, todo el tiempo. Necesitan pensar; “Qué viene a mi vida que me impide hacer eso?” Necesitan pensar en temporadas dedicadas. Adivina qué. No tienes lo que tiene Charles Simeon o Jonathan Edwards o Thomas Charles si no estás haciendo lo que ellos hacen. Meditar. Estamos viviendo una época en donde la meditación es casi imposible. Tenemos tantos juguetes. Tanto ruido. Tantas distracciones. Cuántos de nosotros aquí no tenemos un teléfono móbil en el bolsillo?

Hubo un tiempo en el que Jonathan Edwards podía cabalgar su caballo en el bosque y meditar en Cristo y el teléfono no sonaba. No es algo positivo que tengas un teléfono móvil y que puedas ser contactado todo el tiempo. Y que sin importar el momento que te llamen, tú contestes. Debes tener temporadas en tu vida en las cuales apagas esa cosa. Debes tener momentos en tu vida… Hermanos, den conmigo una mirada a una semana de sus vidas. Cuánto tiempo están… Quienes de ustedes están separando una hora en donde dicen; “Saldré a caminar y voy a meditar en los primeros 4 versos del libro de Hebreos. Y quiero seguir pensando en sólo esos 4. Y quiero comenzar a hacer preguntas. Y quiero ser capaz de comparar escritura con escritura en mi mente. Y quiero pensar en Cristo. Y quiero pensar en Su Persona. Y quiero pensar en lo que eso significa. Hermanos, cuando ustedes son llenados con un gozo que es indescriptible y lleno de gloria por las glorias de Cristo. Es ahí de donde viene la salud, cierto? El gozo del Señor es qué? Es tu fuerza. Personas que se tornan incapaces de hablar al experimentar una gloria estimulante y conmovedora en Cristo de los cuales las únicas palabras que pueden salir, entre lágrimas y un profundo mover del corazón por la verdad y por cuán real se percibe la presencia de la Persona de Cristo, y todo lo que pueden decir es; “Gloria, Gloria.” Personas así no permiten que el pecado y el peso se les aferren. A dichas personas no es necesario decir que obedezcan a quienes tienen liderazgo o que asistan a reuniones o que den fruto o que sean precavidos para que no caigan. La gente no regresa a su vieja vida cuando han experimento a Cristo de dicha forma. Pero si tú has… Escucha, el libro de Hebreos lo hace abundantemente claro. Vives vidas así y ganas esta carrera por cosas que haces. Esa es la realidad. Ocupaos en vuestro salvación con temor y temblor. Hermanos, gente cae fuera de esta carrera todo el tiempo. Caen fuera todo el tiempo. No caigas fuera. Hay fuertes ánimos alentadores de los cuales debemos sostenernos, hermanos.

Debes proponerte llenar tu mente, tu corazón, tu fe, tus conocimientos con Cristo. Debe ser una prioridad. Si tienes tiempo para video juegos y para estar en tu computadora y para estar en facebook y para escribir emails y para enviar mensajes de texto y para buscar cualquier cosa que se te pueda ocurrir. Hermanos, el peso. Recuerden lo que es el peso. Tú dirás; “Pero estoy viendo sermones.” Hermanos, un sermón en el Internet puede tornarse en peso si no estás tomando de tu tiempo para estar con Cristo a solas, meditando en Sus glorias. Sin tener a alguien regurgitando todo siempre. Debes estar tú mismo, por tu cuenta en la palabra. Debes estar orando y caminando con Cristo por tu cuenta. No recibiendo todo en una cuchara. No importa. Tú dices; “Bueno, yo vi 3 sermones de Paul Washer ayer en la noche.” Hermanos, eso no puede sustituir esto. Estos hombres encontraron gloria ellos mismos con Cristo. Meditando en la palabra. Sí, esas cosas pueden ser buenas, pero pueden tornarse en peso. Tú dices; “Pero tengo amigos. Quiero comunicarme con ellos.” Eso puede convertirse en peso. Tienes que hacer sacrificios para ver las glorias de Cristo. Y eso y sólo eso trae sanación, hermanos. No hay otro mecanismo de sanidad en la vida Cristiana. Sólo Cristo. Y por Él experimentamos la intimidad y la gloria y el contemplar y sostenernos y ser llenos de gozo. No hay sustituto alguno. Hermanos, este es el corazón y el alma del libro de Hebreos. Un fuerte ánimo alentador. Sostengámonos con fuerza. Y es Él, hermanos. Es Él. La esperanza que tenemos. No dice acaso la Biblia que Jesucristo es nuestra esperanza? (1 Timoteo 1:1) Él es la esperanza. No tienes esperanza fuera de Él. Y necesitas sostenerte con fuerza. Sostenerte con fuerza, no soltarte para ir tras tantas cosas que ponen peso en tu vida. Que se arraigan con tanta facilidad. Y todo lo que tienes que hacer es no esforzarte y serás arrastrado a la deriva. Es una lucha, hermanos. Dios nos ayude.