Mentiras que creen los maridos

¿Qué dice la Biblia acerca de Cristo y la iglesia? Dice, “Esto es el amor, no que la iglesia amara a Cristo, pero Cristo amó a la iglesia.” Y luego dice, “La iglesia ama a Cristo porque Cristo amó a la iglesia primero.

Dices que tu esposa no te ama a ti. La Bible dice que ella te amará a ti cuando tú la ames a ella primero.

Ahora, varones, hay algo que sí entiendo: a veces las mujeres pueden ser muy pecaminosas al igual que los hombres. Y hay hombres que son piadosos y están casados con mujeres que ni siquiera son cristianas. Entonces no es siempre la culpa del hombre. Pero sí hay un principio aquí: cuando yo empiezo a pensar que mi esposa no me está amando a mí lo suficiente, me pregunto a mi mismo si yo estoy amándole a ella lo suficiente.

Ahora, he aquí un gran principio: ¿sabes como hablamos de cómo los hombres deberían dirigir? Y, hermanos, están golpeando su pecho como un gran gorila, “Yo debo dirigir.” Sí, debes, en esto, “Tú diriges en amor.” Si ella va a amar a ti, es porque tú diriges primero. Tú tomas la iniciativa. Tú muestras amor primero. ¿Lo ves? Tú crees que “primero” significa ser rey. No, pero ser cabeza quiere decir servir, liderazgo mediante el ejemplo. “Yo soy el líder.” Entonces comienza tú. Ámala primero. Así que ella seguirá a ti por amarte a ti.

Otra mentira que a menudo los hombres siguen. No sé si esto se dice en Holanda, pero lo dicen todo el tiempo en los Estados Unidos. “Bueno, pues trabajo todo el tiempo para ganar dinero para dar a mi esposa e hijos las cosas que nunca tuve yo.” Son las cosas que tú nunca tuviste que forjaron el carácter en tu vida. Tú no has sido llamado a dar a tu esposa e hijos todas las cosas de este mundo. Eres llamado a dar a tu esposa un marido y un amante. Y eres llamado a dar a tus hijos un padre y un amante. Y lo digo no de una forma romántica sino con respecto a una persona dada a amar, dada al amor.

Ahora, he aquí otra mentira que los hombres con frecuencia creen. Dicen ellos, “Yo no paso una gran cantidad de tiempo con mi familia, pero sí paso tiempo de calidad con mi familia.” Eso no es así. ¿Entienden lo que quiero decir con esa frase? No es cierto.

Te doy un ejemplo: Tu relación con el Señor. Cada vez que te reúnes con el Señor en oración, ¿experimentas visitas extraordinarias y manifestaciones poderosas de Dios? ¿Sientes su presencia de una manera maravillosa cada vez que doblas tu rodilla? No, no es así. No obstante, si tú vives una vida dedicada a la oración, de vez en cuando Dios te visitará de una manera magnífica y extraordinaria. Es lo mismo con tu familia. El tiempo de calidad proviene de una gran cantidad de tiempo. Pasar horas cada semana con mis hijos puede conllevar a veinte a treinta minutos de comunión increíble. ¿Me entienden? ¿Sí, o no? Bien.

Ahora, he aquí otra mentira para concluir con estas mentiras. “Puedo tener mi pastel y comérmelo también.” Puedo tenerlo y comerlo al mismo tiempo. Pero si te lo comes no lo vas a tener. ¿Entiendes? No, no una porción del pastel pero el pastel entero.

Algunos dicen, “Yo puedo tener mi pastel, y puedo comer mi pastel.” Pero si te comes el pastel, ya no tendrás pastel. Entonces, hay que tomar una decisión. “¿Quiero seguir mirando a mi pastel? ¿Quiero dormir con mi pastel?” Pero si me lo como el pastel, desaparecerá. Entonces el punto es, tienes que tomar una decisión sobre cierta cosas. No puedes tener todo.

Estuve enseñando una vez en los Estados Unidos y hubo tres chicas en la audiencia que eran alumnas universitarias muy profesionales. Eran brillantes, y dos de ellas iban a ser doctoras y la otra iba a ser abogada. Y se enojaron mucho conmigo. Porque ellas dijeron, “Nosotras vamos a ser mujeres profesionales y madres.” Y dije, “No será así.” Y ellas dijeron, “Quién te crees tú?” Eso no tiene nada que ver. Ustedes no van a hacer eso. Ellas dijeron, “Sí lo vamos a hacer.” Yo dije, “Bien, permítanme hacerles una pregunta: ¿Cuántas horas por semana creen que el médico común trabaja en los Estados Unidos?” Setenta y cinco, ochenta, durante una buena semana, cuando el trabajo es lento. Entonces, “Cuándo vas a cuidar de este bebé?”

Entonces el punto es que vivimos en una cultura donde se supone que podemos tener todo. Tú tienes que tomar decisiones. Y no sólo la esposa sino el marido también. Yo sé de hombres que podrían estar ganando doble de lo que ganan ahora, pero rechazaron al trabajo porque les hubiera quitado demasiado de su esposa y de sus hijos. No puedes tener tu pastel y comértelo también.