1 Juan 4:3 “Todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo…” No una negación abierta de que Jesús fue una persona histórica. Sin embargo, si no confiesas al Jesús de la Biblia, ves lo que dice.
Mira, negar aspectos de la persona de Cristo, la enseñanza, (eso quiere decir doctrina, doctrina significa ‘enseñanza’), negar la doctrina de Cristo, la enseñanza de Cristo concerniente a Su persona y Su obra; todo espíritu que no confiesa al Jesús bíblico, éste es el espíritu del anticristo. Negar un hecho acerca de Cristo es ser seducido por el espíritu del anticristo y ser un anticristo. Eres un anticristo si estás negando al Jesús de la Biblia.
Ahora, fíjate en esto: ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Indudablemente, había algunos errores específicos, yo estoy ampliándolo, para hablar sobre cualquier agresión contra Su persona, existían algunos ataques específicos en ese entonces. En 1 Juan 4:3 simplemente habla de que si no confiesas a Jesús, no eres de Dios; esto significa anticristo. Aquí, [1 Juan 2:22] negar que Jesús es el Cristo. Bueno, de nuevo dice: “Este es el anticristo”. “El que niega al Padre y al Hijo.” Fíjate en esto: [1 Juan 2:23] “Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre.” Lo que quiero que veas en esto es lo siguiente: Negar un hecho sobre Cristo, es negar a Cristo. Tienes que ver eso. Porque la gente no quiere pintarlo así. “¡Jesús no es Dios! ¡Él es el Hijo de Dios!” Acabas de negar a Cristo. “¡No! No he negado a Cristo”. Pero, date cuenta, Dios dice que lo negaste. Y a fin de cuentas, lo que nosotros pensamos da igual. Aquí hay una negación, de Cristo mismo.
Nota esto: Ellos no levantaron su puño. No desafiaron a Cristo abiertamente. No maldijeron Su Nombre. No negaron el hecho de que Jesús realmente vivió. Simplemente declararon algo acerca de Cristo que no era verdad. Hacer alguna variación de la persona o la obra de Cristo es lo mismo que atacar a Cristo, es ser un anticristo.
Ahora, observa esto: En el versículo 23 dice: “Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre”. El asunto es el siguiente: Ha habido católicos que me han dicho: “Es el mismo Dios”. Hay musulmanes que se animan a decir: “Bueno, tenemos algunas diferencias pero es el mismo Dios”. Bien. Leo aquí que Jesucristo es llamado Dios poderoso. Leo acá que Jesucristo fue crucificado. Que Él hizo propiciación por los pecados y que resucitó de entre los muertos. ¿Es ése el Cristo en quien crees? Van a decir: “¡De ninguna manera!” Tú no tienes al Padre. No es el mismo Dios. De ninguna manera. ¡De ningún modo! Negar a Cristo.
Ellos dirán: “Nosotros no negamos a Cristo. Él fue un profeta”. Fue un profeta. Pero Él era mucho más que eso. Y ellos niegan verdades fundamentales acerca de Él, lo que significa que ellos niegan a Cristo. Lo que significa que son anticristos, lo que quiere decir que no tienen al Padre. Niegan al Padre al negar al Hijo. ¿Estás consciente de cómo acudimos a Dios? Él es el Camino, Él es la Verdad, Él es la Vida. No vamos al Padre sino por este Cristo, como es revelado en las Escrituras. No hay ningún camino a Dios, no hay ninguna manera de estar en buenos términos con Dios, no hay ningún modo de estar bien con Dios, no hay ninguna manera de ser salvado de la ira de Dios, a menos que abracemos al verdadero Cristo.
Y entonces puedes ver desde versículo 25: “Y esta es la promesa que Él mismo nos hizo: la vida eterna”. ¿Y a quienes se refiere el “nos”? Son aquellos que tienen la unción. Son aquellos que abrazan la verdad. Negar a Cristo es estar sin el Padre, ¡y negar a Cristo es no tener vida eterna! ¡No nos equivoquemos al respecto! Estar equivocado acerca de Cristo, ¡es una cuestión de vida o muerte!