En esta mano tengo todo lo que posees: tu salud, tus fuerzas y todo tu futuro – está ahí. Y en esta otra mano, tengo a Jesucristo. ¿Cuál vas a tomar? ¿Vas a tener todo lo que este mundo te ofrece? ¿Eso es lo que quieres? O vas a tomar a este grande, compasivo, divino, tierno, amoroso Salvador para ahora y para siempre. ¿Cuál va a ser?
Transcripción
¿Dónde encontrarás a otro Salvador como Jesucristo? Tan poderoso y tan amoroso. Tan omnipotente y tan simpático.compasivo Y no puedo comprender cómo —si has escuchado de Él y si te está empujando ahora, y te está diciendo, es verdad, tú sabes… lo que este señor con acento gracioso te está diciendo. Es verdad. Es verdad. Tú necesitas a un Salvador. Y no cualquier Salvador, sino este Salvador. Porque Él es muy muy grande. Muy grande. Y sin Él, va a haber un futuro - vas a estar solo, hijo. Te vas a encontrar sola, niña. Mientras tomas las decisiones más importantes en tu vida acerca de con quién te vas a casar, y qué es lo que vas a hacer, y cómo vas a trabajar, y qué es lo que va a ser divertido… estás solo. Y cuando te enfermes Y cuando te sientes aislado, estás solo. Y cuando estés muriendo, si no tomas a mi Salvador, solo tú y una eternidad espantosa. Y este gran Salvador - Me trajo aquí y te trajo aquí, y estamos hablando de Él, ¿verdad? Solo somos gente ordinaria. No somos gente bonita. No somos muy inteligentes. No somos muy ricos. Todo lo que tenemos que compartir con este mundo es el Señor Jesucristo. Y somos inconsistentes. Lamentamos no ser tan pacientes y amorosos y cariñosos como deberíamos de ser. Lo lamentamos. Pero no predicamos sobre nosotros mismos. Nosotros no somos tu respuesta. Y toda esta congregación junta con todos los talentos y los dones que tienen - ellos no son tu respuesta. Esto no es tu respuesta. Él es tu respuesta. Este maravilloso Salvador Jesucristo. Así que, queremos que lo conozcas como tu Señor y Salvador al leer la Biblia, y escuchar las prédicas, sentado bajo el ministerio, leyendo los libros y los folletos y todo lo que te demos. Queremos que pienses en estas cosas. Queremos que lo conozcas porque queremos que hagas una respuesta inteligente. Has sido instruido. Has aprendido sobre Jesucristo de lo que te decimos para que sepas quién es Él. Jesús es digno de tu mente, de tu intelecto. Trae tu mente contigo cada domingo cuando vengas aquí. Queremos que lo conozcas. Pero queremos que te sometas a Él. Si Él va a ser tu Salvador, también va a ser tu Señor. Y no puedes separar las dos cosas. Sabes, yo caso a personas, y estoy ahí, y ella camina al altar y él está ahí brillando con anticipación. Y ella se ve tan bonita. Y entonces le digo a ella en un punto del servicio, “¿Lo tomas como tu amado esposo?” “¿Lo tomas ahora como tu marido?” Y ella tiene que pensar… “Bueno, tomaré sus tarjetas de crédito. Y tomaré su carro, pero no tomaré su ropa sucia. Y no quiero ser la madre de sus hijos”. Si ella dijera eso, yo le diría, bueno, los declaro marido y mujer. Yo no puedo decir eso, ¿verdad que no? Porque ella lo va a tomar como su esposo. Los dos se van a convertir en una sola carne. Y hay una relación especial entre los dos. Y entonces te he hablado de este maravilloso Salvador. Y es también un maravilloso Señor. Y si te vas a convertir en un seguidor de Jesucristo, Él no se quita Su corona antes de que Él venga a tu corazón y a tu vida. Él viene con Su corona y sus derechos de Rey sobre ti; sobre todas las grandes decisiones que tienes que hacer. Este Salvador - Él te perdonará tus pecados. ¿No es maravilloso eso? Las grandes cadenas que te atan a tu pasado, y las cosas que hacen que te sonrojes y gimes a las 2:00 de la mañana mientras recuerdas a las personas que has lastimado. Y Él te va a perdonar. Te perdonará. Sí. Pero Él viene como tu Señor. Y no puedes separar lo que Dios ha unido. Señor y Salvador. Jesucristo. Él está aquí y viene a tu vida para que desde ahora en adelante tú le sirvas a Él. Y si hay algunas cosas que son tremendamente preciosas para ti, tu mente, tu amor por la música y el deporte, tus relaciones - no las puedes ocultar de Él. El ídolo más querido que has conocido se tiene que ir. Se lo tienes que entregar a Jesucristo, a este Salvador que también es el Señor. Se los tienes que entregar a Él. Y entonces Él hará algo maravilloso. Él te los va a devolver, pero ya no se van a enseñorear de ti. Y los puedes tener, pero están entonces en un rol de siervo. Entonces puedes quedarte con tu interés en cámaras y fotografía, y tu interés en la música y en el deporte, y en todas las cosas en las que estamos interesados - Los regalos de la creación de Dios. No los vas a servir. No vas a vivir para ellos. Tú vas a vivir para Él. Este gran Salvador que ha venido ahora a tu vida como tu Señor. Y te inclinas a Él. Y lo recibes. Lo puedes recibir ahora justo donde estás, sentado y escuchándome y pensando en todo lo que te he dicho sobre el gran Jesucristo. Y puedes pensar, sí, ya es hora de dejar de estar indeciso, y dejar de posponerlo hasta otro domingo. Lo recibiré. Tengo que tenerlo a Él. Un amigo mío estaba platicando con un granjero escocés llamado Douglas. Douglas no quería venir a las reuniones evangelísticas. David habló con él y habló con él. Mira, él dijo, en esta mano tengo todo lo que posees como granjero, y como un luchador de las tierras altas, y como un buen escocés - tu salud y tus fuerzas y todo tu futuro - está ahí. Y en esta mano, tengo a Jesucristo. ¿Cuál vas a tomar? Es la misma decisión a la que te enfrentas en esta mañana. ¿Vas a tener todo lo que este mundo te ofrece? Es: Quiero eso. O vas a tomar este gran, compasivo, divino, tierno, amoroso Salvador Jesucristo para ahora y para siempre. ¿Cuál? ¿Cuál vas a tener? ¿Cuál? Tienes que escoger. Tú tienes que escoger. Él dice que Él es tu Dios. Él es tu Dios. Él es tu Señor. ¿Cuál vas a escoger?