Cómo ver las fallas de los reformadores

Algunos de los reformadores tenían muy severa falta de visión; sin embargo, los honramos por su fe y su fidelidad; pero al mismo tiempo, no justificamos las faltas que cometieron.

Transcripción

Bueno, voy a comenzar con la primera pregunta. Mientras celebramos 500 años de cuando Martín Lutero clavó sus 95 tesis en las puertas de la Catedral de Wittenburg, sin duda estamos hablando muy bien de hombres como Lutero, Calvino, Bucero, Zwinglio, y de las verdades que ellos anunciaron y establecieron. Sin embargo, inevitablemente, en conversaciones surgen por ejemplo, los escritos antisemitas de Lutero, o la participación de Calvino en la muerte de Servet, así que la pregunta es esta: ¿Cómo deberíamos considerar a estos hombres que fueron tan monumentalmente usados por Dios para mucho bien, y sin embargo vemos, o notorias fallas, o puntos débiles en sus vidas? ¿Cómo deberíamos entenderlos opinar de ellos, si encontramos verdades legítimamente preocupantes acerca de sus vidas personales, o incluso tal vez una postura doctrinal que puedan haber sostenido?

Mi respuesta a eso esa la misma réplica que haría si preguntaras sobre la lista de héroes de la fe en Hebreos 11. Uno lee esa lista en Hebreos 11, e incluye hombres como Sansón, quien, de tantas formas, fue un desastre espiritual. Él fue consagrado por sus padres a muy temprana edad, para que viviera de por vida como nazareno, lo que significaba que no podía cortarse el pelo; no debía probar el vino o cualquiera de los frutos de la vid; y no debía tocar cadáveres. Él hizo todas esas cosas. Y comió miel que había en el cadáver de un león, y luego se jactó de ello. Vivió una vida libertina. Deshonró a sus padres, porque quiso casarse con una joven filistea y ellos se horrorizaron por esa idea. Así que se casó con una muchacha pagana. Eso lo llevó a enfrentarse a su familia política debiendo matar a un montón de ellos. Uno mira a su vida basándose en los estándares morales del s. XXI y dice: ‘Este hombre fue un desastre. Fue un absoluto desastre’. Y sin embargo, la Escritura lo registra como uno de los héroes de la fe. Y la respuesta es: todos somos defectuosos. Algunos somos más defectuosos que otros, pero todos somos defectuosos. Y Dios siempre ha usado hombres con defectos. David cometió adulterio y asesinato. Y esos son pecados que ciertamente descalificarían a un hombre para dirigir a la iglesia hoy en día. Si yo conociera a alguien que quisiera ser pastor y hubiera cometido adulterio y concertado la muerte del legítimo esposo de su amante, diría que no hay manera de que ese hombre pudiera alguna vez ser irreprochable. Incluso si se ha arrepentido después, no me gustaría verlo en un rol pastoral; porque él no es irreprochable, y ese es el primer requisito para un pastor. Y sin embargo, el Señor lo mantuvo como rey de Israel y él es aquel de quien descendió la dinastía mesiánica. (Pensamiento sin terminar) El Señor justifica al impío, ¿verdad? No es que Él deje a un lado la justicia; Y no es que Él deje a un lado la moralidad. De seguro tu pecado te alcanzará. Y en todos esos casos, lo hace. Pero el hecho de que los hombres tengan fallas no significa que Dios no puede usarlos. Y no significa que no deberíamos honrarlos por su fe y su fidelidad en lo que fueron fieles. Creo que las fallas de Calvino a menudo se exageran en demasía. Él no mató personalmente a Servet. Simplemente opinó con las leyes de la época, lo que Servet hizo —enseñar herejía, sedición y anarquía; él era un anarquista— merecía la pena de muerte según las leyes civiles de la época. Y Calvino de hecho abogó por una forma más misericordiosa de ejecución que la de quemarlo en la hoguera. Fue el concejo municipal el que dijo: ‘No, lo vamos a quemar en la hoguera’. Así que, Calvino, en cuanto a eso —creo yo— es a menudo descrito como un hombre asesino y sediento de sangre, cuando él no fue así. Si uno conoce el carácter de Calvino y lee sus sermones, y todo eso, uno encuentra que era un hombre mucho mejor de lo que, tanto católicos como arminianos, quieren admitir. Es cierto que Lutero se volvió antisemita. Él no comenzó de esa manera; pero a medida que pasó el tiempo... Él creyó que una vez que el evangelio fuera esclarecido —y él había desenterrado la doctrina de la justificación por fe de entre siglos de tradición católica romana— él creyó que el pueblo judío, cuando escuchara el evangelio, respondería; y cuando no lo hicieron, se frustró y escribió con bastante dureza material antisemita. Y no hay excusa para ello. Es imposible decir: ‘Bueno, en realidad no estuvo tan mal’. Estuvo mal. Y hubo otras cosas que hizo Lutero que estuvieron mal. Tenía una boca vil. Ahora, todo lo que Lutero dijo, incluso en privado, fue anotado por estudiantes suyos, y publicado póstumamente en una colección llamada “Table Talk” (“Sobremesa”). Y la mayoría de las cosas escandalosas Lutero las dijo en su “Table Talk”, (sus “Sobremesas”) no en sus comentarios o en sus escritos reflexivos. Así que, en cierto modo, no es justo para Lutero creer que cosas que él quiso decir en conversaciones privadas en las que pudo haber estado bromeando incluso; cosas que él no escribió; que otras personas anotaron. Y si alguna vez te ha pasado que otras personas anotaron tus palabras y las tuitearon, nunca lo entienden del todo bien tampoco. Y lo que sea que digas que suene mal, va a ser exagerado por la gente que lo registre. Así que hay que ser algo menos duro con Lutero en eso; pero no hay duda de que fue un hombre con defectos. Y algunos de los reformadores tenían bastante severas fallas de falta de visión de futuro. Sin embargo, los honramos por su fe y su fidelidad, al tiempo que reconocemos sus defectos y decimos que no hay cómo justificar eso. Uno de mis teólogos favoritos de Estados Unidos es R. L. Dabney; él fue un teólogo presbiteriano. Y creo firmemente que hoy se le recordaría como el más grande teólogo de Norteamérica, de no ser por haberse enredado en la Guerra Civil. Él era un presbiteriano sureño en la época de la Guerra Civil. Era el capellán de Stonewall Jackson. Así que estaba en la milicia, de hecho, y en la guerra peleó a favor del sur; y cuando el sur perdió, se transformó en un amargado y en realidad nunca superó eso. Y algunos de sus últimos escritos también son racistas. Realmente racistas. Tanto así, que cuando Banner of Truth (El Estandarte de la Verdad) publicó sus escritos completos, de ensayos y cosas por el estilo —se llama “Discusiones”— es mi colección favorita de libros, de hecho, de todos los libros de mi biblioteca. Es de la que menos me gustaría deshacerme porque hay material espléndido ahí. Originalmente eran cuatro tomos. Y cuando Banner of Truth lo recogió y lo pubicó, lo hizo en tres tomos; porque había tanto material racista al final, que tuvieron que sacarlo. Así que borraron la mitad del tercer tomo y la mayor parte del tomo cuatro, y lo pusieron en tres tomos. Y miro a Dabney y pienso ¡qué lástima! Quiero decir, él fue producto de su época, Y qué lástima que él no pudiera elevarse por encima de eso y ver más allá; porque entendió doctrina, y amaba las Escrituras, y amaba a Cristo; y estoy seguro de que su nivel de madurez espiritual distaba mucho del mío. Así que me siento mal hasta de criticarlo, pero hay que hacer abstracción de eso y decir que él, como todos esos reformadores, era un hombre con fallas. Y a veces nuestros defectos nos sobreviven y en ocasiones incluso eclipsan nuestras buenas cualidades. Es uno de mis temores, francamente; porque he escrito muchas cosas en Internet, y a lo largo de los años, algunas de las cosas que he escrito en Internet han hecho enojar a personas. Y espero que las generaciones venideras no miren atrás y digan que lo que resalta de mí es que fui un difamador sarcástico. Reconozco que tengo defectos al igual que esos hombres. Y es una lástima cuando nuestros defectos opacan nuestras cosas buenas. Pero no creo que ese sea el caso con los reformadores. Pienso que los beneficios de sus ministerios en realidad eclipsan sus fallas. Las fallas son innegables. Pero el que uno se percate de que un hombre tiene una falla grave en el carácter no es necesariamente una razón para descartar su legado por completo, si es un hombre al que Dios usó de manera poderosa. Y hay un montón de ejemplos bíblicos de eso. El que mencioné es Sansón. David es otro. Hay otros que cometieron pecados atroces y sin embargo, las Escrituras los elogian por su fe.