Señor, dame nuevo deseo por tu Palabra

Un fuerte indicio del declive espiritual es un apetito disminuido en la lectura de la Biblia. ¿Cómo está tu apetito por la Palabra de Dios?

Años atrás, 2002, yo era muy inconsistente con mi lectura de la Biblia. Lo hacía un día. No lo hacía tres. Y yo estaba luchando. Fui a Canadá por una semana, a la casa de Bill McLeod. Lo estaba ayudando a escribir su biografía. Estuve en su casa, 20 bajo cero, en Winnipeg, y vi estas 20 biblias negras King James, Oxford o Cambridge alineadas sobre su escritorio. Desgastaba una. Tomaba otra. Bill McLeod probablemente leyó la Biblia 300 vezes en su vida, me imagino. Y estuve con él una semana. Conocí su consistencia y yo conocía mi inconsistencia. Entonces, no dije: “Señor, voy a ser como Bill McLeod. Puedo lograr esto.” Dejé Winnipeg, y dije, “Señor, sé como él lee, y sé que el Espíritu de Dios ha estado sobre él para leer 12 capítulos cada día y meditar en ellos. Por sesenta y algo años hizo eso, leyendo la Biblia devocionalmente. Regresé a Texas, y dije, “Señor, no puedo cambiarme yo mismo, así que esto es lo que oraré, oraré cada día esta oración: ‘Señor, dame nuevo anhelo por tu Palabra.’ ” Cuando te gusta comer, comerás, ¿no es así? Cuando te gusta la Biblia y la deseas, leerás. Y Dios comenzó a hacer eso. Comenzé a leer y era como un buffet. Recibía algo. Me animaba el corazón. Lo oraba. La mañana siguiente, esperaba con ganas el leer la Biblia. Y ha cambiado desde entonces. Esta mañana, leí un salmo y recibí algo de él. Maná fresco del Cielo. Lee la Biblia, no intelectualmente; léela devocionalmente como un niño leyendo las palabras de tu Padre, y comulga con el Señor.