Pruebas bíblicas de la fe verdadera

Vamos a abrir nuestras Biblias en Primera de Juan, capítulo cinco. Versículo trece. Primera de Juan capítulo 5 verso 13. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. Vayamos al Señor en oración.

Padre, vengo ante Ti hoy, en el nombre de Tu Hijo. Señor, hay una gran lucha en este edificio. Aquello que vino a obstaculizar este servicio. Yo oro en el nombre de Jesús que Tú lo quites. Y que tu Palabra sea proclamada. Que el Espíritu de Dios obre en los corazones de los hombres. Que toda carne sea humillada. Que Cristo solo sea exaltado. Padre, Tú sabes, Tú sabes. Restaura la obra, Señor, que comenzaste esta mañana. Que nada la obstaculice. En el nombre de Jesús, Amén.

El día de hoy vamos a estar hablando de la Salvación. No hay nada más importante que el Evangelio de Jesucristo y la Salvación. La mayoría de ustedes son más jóvenes que yo, pero se van a dar cuenta que la vida se va rápidamente. Que sus días van a pasar rápidamente. Que durará menos de un siglo, menos que muchas décadas. Que cada uno de nosotros estará delante de Dios y será juzgado. Hay algunos que estarán delante de Él, y escucharán “Bien hecho siervo bueno y fiel”.

Habrá otros, quienes han rechazado la gracia toda su vida. Han rechazado la gracia y a causa de eso escucharán “Apartaos de mí, nunca os conocí”.

Es algo muy claro en la Escritura, pero por culpa del país en el que vivimos, lleno de tanta herejía, es muy difícil discernir, si en realidad uno es cristiano. Algunos toman el evangelio como si fuera algo que se puede comprar después de una negociación. Pensando que su seguridad eterna está garantizada, que es segura, porque una vez en su vida han hecho una oración y le pidieron a Jesús que entrara en su corazón.

Hay otros que caminan en condenación porque tienen legalismo y toda clase de autojusticia en ellos. Así que, aunque son verdaderos creyentes en Cristo, caminan en constantes dudas. Solo las Escrituras pueden darnos el balance correcto. Solo las escrituras.

¿Cómo sabemos que en verdad somos cristianos cuando es tan fácil ser engañados? Por un lado, ser despreocupado acerca de la fe, por el otro, creerse demasiado autosuficientes en su propia justicia. ¿Cómo podemos saber en verdad que somos cristianos? Y esa es la razón por la cual este libro fue escrito. Primera de Juan capítulo 5 nos dice “estas cosas”. ¿Qué son “estas cosas”? Las cosas escritas en este libro. ¿Fueron escritas a quién? A aquellos que creen en el nombre del Hijo de Dios. Fue escrito a verdaderos creyentes. ¿Con qué propósito? Con el fin de que al oír la Palabra, el Espíritu de Dios lo aplicara en sus corazones y que tuvieran una seguridad bíblica de que están convertidos. Ahora, ese es el propósito de Juan. Pero al mismo tiempo, quiero que vean que este propósito puede ser revertido para los que piensan que son creyentes y en verdad no lo son. Porque Juan va a darnos una serie de pruebas, por las cuales podemos examinar nuestras vidas y ver si estamos en la fe. Y aquellos que son verdaderos creyentes se regocijarán y fortalecerán con lo que escuchen en este texto.

Aquellos que son incrédulos, bueno, hay dos posibilidades. Que sus corazones estén tan endurecidos, que escucharán estos estándares, se juzgarán a sí mismos y con todo tendrán paz. O, sus corazones se romperán y comenzarán a ver: “No lo conozco, ¡no lo conozco!”

Ahora, antes que vayamos a estas pruebas, quiero hacer una pequeña introducción de este modo. ¿Cómo sabemos que somos cristianos? Hay un sentido, y podemos ver esto lógicamente, pero con una lógica verdadera, y con honestidad. La Biblia promete esto: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga la vida eterna. Hay una verdad proposicional aquí. Hay enunciados hechos aquí, y esos enunciados son: Aquel que cree en Cristo, tiene vida eterna. Así que ahí hay lógica. Hay razonamiento. Te preguntas a tí mismo, ¿en verdad soy creyente? ¿Estoy poniendo mi confianza solamente en Cristo? ¿O confío en Cristo y algo más? Así que muchos el día de hoy dicen tener una fe en Cristo, pero cuando los presiono, y los presiono, y los presiono, eventualmente regresan a su propia justicia. Pero el verdadero creyente… bueno, déjenme decirlo de este modo. Sería más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, de lo que sería para alguien entrar al cielo con una pizca de justicia propia en ellos. El verdadero creyente es una persona quebrantada. El verdadero creyente se lamenta por su pecado. El verdadero creyente solo tiene esperanza y gozo y paz por causa de Cristo. El verdadero creyente no se deleita en constantes miradas hacia adentro, deleitándose en su propia piedad. Y no llaman la atención hacia sí mismos, sino que adoptan los dichos del salmista que dijo: “No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a Ti sea la gloria”. No atraerán la atención a sí mismos. No se gloriarán en su propia justicia. No exaltarán su propia piedad. No abrirán la puerta y dirán: “¡Mírenme!” Porque sus obras más justas son como trapos de inmundicia delante de un Dios Santo, y eso apesta en las narices de Dios. Pero el verdadero creyente dice: “No tengo nada excepto a Cristo, y solo a Cristo”. Ellos han crecido en verdadera sabiduría espiritual, así que dicen esto: “Ya no confío en la carne, sino que espero en Cristo, solo en Cristo”.

Yo conozco, y he visto, y veré de nuevo creyentes genuinos que luchan con dudas acerca de su salvación. He visto eso. A veces escuchan la falsa enseñanza de que si dudas de tu salvación, es porque estás perdido; eso no es cierto. La razón por la que este libro fue escrito, es porque el creyente genuino puede venir al punto de dudar de su salvación. Un creyente genuino puede dudar de su salvación, pero un creyente genuino nunca dudará, NUNCA dudará una verdad: Que Cristo es su única esperanza. Un creyente genuino puede batallar con esto: “¿Soy salvo? ¿No soy salvo? ¿Soy salvo?” Pero ellos no van a estar luchando con estos pensamientos: ¿Soy lo suficientemente justo para ser salvo? ¿O no soy suficientemente justo para ser salvo? Eso ya quedó establecido en sus corazones. Eso ya quedó establecido en sus corazones.

Ahora, versículo 13: Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. Mencioné en la introducción que hay un sentido en el que sabemos que creemos basados en la razón. Sabemos que somos salvos basado en la razón. La promesa está ahí, y yo la creo. Pero hay otro modo, y ése es el testimonio del Espíritu en nuestro corazón. Ahora, principalmente ese testimonio es la gran transformación que Él comienza a obrar en nosotros a través del curso entero de nuestra vida. Pero también hay un testimonio subjetivo del Espíritu. Yo supe en ese día que fui convertido, que fui salvo. Yo supe que era un hijo de Dios. Hubo una seguridad, hubo una paz. Sí, fue subjetiva, pero no por eso menos real. Algo me sucedió; fue más que la adopción de una moralidad. Fue más que comenzar una nueva ética, y fue más que unirme a alguna maniobra o movimiento religioso. Algo sucedió dentro de mí. Y cada verdadero creyente tendrá ese testimonio. Con algunos será más dramático que con otros, pero no importa. Es algo sobrenatural, la obra de salvación, y si hemos sido convertidos, habrá algo de ese testimonio sobrenatural dentro de nosotros. Es la obra del Espíritu que mora dentro de nosotros. Ahora, inmediatamente la gente va a querer decir “pero el corazón puede ser engañado” y “no deberías seguir emociones” y cosas así, y todo eso es verdad. Pero no podemos eliminar lo subjetivo de la vida cristiana. Algo pasó. El creyente dice: “Yo fui cambiado ese día”. “Algo inexplicable me sucedió”. “Yo estaba en tinieblas, y se volvió luz”. “No tenía paz, fui lleno de paz”. “No conocía el amor de Dios, y el amor de Dios fue derramado en mi corazón”. Así que tenemos esta idea de la razón. Tenemos esta idea de lo sobrenatural, algo ocurrió en nosotros. Algo cambió en nosotros.

Y entonces aquí tenemos nuestro texto. Básicamente lo que Juan va a hacer está basado en la doctrina de la regeneración. No puedes entender Primera de Juan a menos que entiendas la doctrina de la regeneración. Y ¿cuál es esa doctrina? Que la salvación es más que una decisión humana. Que cuando alguien es verdaderamente convertido, Dios cambia su naturaleza. Él cambia su corazón, y escribe en el corazón Sus leyes. Esa es la promesa de todo el Nuevo Pacto. En la historia de Israel, vemos a Israel siendo sacado de Egipto, y ¿qué es lo que vemos? Les fue dada la Ley, tablas de piedra, algo externo. Y entonces no vemos nada sino una historia de desobediencia. Y luego llegamos a Jeremías, cientos de años después. Y Dios profetiza, Dios habla a través de Jeremías, y dice esto: Voy a hacer un nuevo pacto, y va a ser diferente. No como el pacto que hice con ellos cuando los saqué de la tierra de Egipto. No, no seré Yo dándoles tablas de piedra externa. Lo que voy a hacer es, voy a escribir mis leyes en sus corazones. Y ya no tendrán necesidad de ser enseñados acerca de estas cosas. Porque Yo mismo les enseñaré y ellos serán mi pueblo, y Yo seré su Dios.

Entonces, tenemos a Pablo diciendo en Segunda a los Corintios capítulo cinco: Si alguno está en Cristo, nueva creación es. Y he aquí lo que necesitas entender: hay una relación directa entre naturaleza y voluntad. Naturaleza y voluntad. Si la naturaleza es malvada, la voluntad estará inclinada hacia el mal. Deben entender eso. Ese es el caso de todo hombre nacido en este planeta. El hombre es nacido con una naturaleza caída, y su inclinación, la dirección de su voluntad es hacia el mal. ¿Qué debe suceder? Un hombre debe ser regenerado. Su corazón debe ser transformado por Dios, y cuando Dios le da al hombre una nueva naturaleza, la nueva naturaleza tiene afectos nuevos y justos, y esos afectos nuevos y justos llevarán al hombre hacia la voluntad de Dios. A querer hacer la voluntad de Dios Y es por eso que Juan puede ahora escribir que aquellos que de verdad conocen a Cristo van a vivir de cierta manera. ¿Puedes verlo? Va a haber Va a haber fruto. Mateo capítulo siete: “Los conoceréis”; no solo al falso profeta, sino que los conoceréis a todos. Por sus frutos.

Déjame ponerlo de este modo, no me importa cuanta Escritura conozcas. ¿Qué es lo que haces? ¿Qué es lo que haces? La Biblia no mira tanto a lo que sale de tu boca. ¿Qué es lo que haces? ¿Cómo vives? ¿Cómo eres tú? Esa es la evidencia de una persona verdaderamente convertida. Y hay tantas personas tomando Mateo capítulo cuatro, y dicen que cuando el diablo viene, tienes que citarle Escritura. Jesús no venció al diablo en esos cuarenta días en el desierto, a causa de haber citado Escrituras al diablo. Esa es la cosa más tonta que jamás he escuchado. Pero esa interpretación es la predominante en el país, ¿no es así? Él no venció al diablo por citar Escritura al diablo. Él venció al diablo obedeciendo las Escrituras que Él citó. ¿Pueden ver eso? ¿Pueden verlo? Esto no es hechicería. Esto no es magia. Esto es fe, y obediencia. Eso es lo que es.

Ahora, miremos estas pruebas, y comencemos en el capítulo uno, verso cinco: Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Dios es luz. Ahora, cuando oímos eso, primeramente la gente empieza a pensar: Sí, Dios es Santo, no hay mancha en Él, y eso es cierto. Pero esa no es probablemente la idea principal de Juan aquí. Vean, había un grupo de gente, que en realidad no pueden ser llamados gnósticos, pero al menos fueron los comienzos de los gnósticos. Una secta terrible que hizo gran daño al cristianismo, en los primeros siglos del cristianismo. Y de hecho existe aún hoy día. No solo en un grupo llamado los gnósticos, sino que ha permeado incluso partes del Evangelicalismo. Ellos fueron un grupo peligroso, y básicamente enseñaban esto. Que Dios no es luz. Dios es tinieblas, en el sentido de que Dios está escondido; esotérico. Que tú no puedes conocer en verdad a Dios. El hombre común, el creyente común, no puede en verdad conocer a Dios. Solo algunas personas súper espirituales podían en verdad conocer a Dios. Al no conocer a Dios, tampoco podemos conocer realmente su voluntad, o lo que Él realmente requiere. Puedes ver esto en el pensamiento secular hoy en día ¿no es así? Todos los políticos dirán que creen en Dios, pero que en verdad no puede ser conocido, y que Él no ha hablado. Así que puedes decir que crees en Dios, pero no tienes que hacer nada de lo que Él dice. Pero Juan viene y ¿qué es lo que dice? No. Dios es luz. Y en este caso, conociendo a Juan, conociendo el Evangelio de Juan, yo diría que su idea principal es, Dios se ha revelado a sí mismo. Dios se ha dado a conocer a sí mismo. Así que mírenlo de ese modo. Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

Verso 5: Si decimos que tenemos comunión con él. Muchas veces este pasaje es enseñado como refiriéndose a los creyentes, si es que están andando en comunión, o a creyentes no andando en comunión. Pero esto está completamente fuera de contexto en este pasaje. Tener comunión con Dios es ser un creyente. Estar fuera de esa comunión con Dios es ser un incrédulo. Eso es todo lo que hay con eso, eso es lo que Juan está enseñando.

Así que básicamente está diciendo: Si decimos que somos cristianos, si decimos que tenemos comunión con Él y aún así andamos en tinieblas. Ahora, la palabra “andamos” aquí es “peripateō” en el griego. “Peri”, significa “cerca”, y “pateō” – quiere decir caminar. Significa caminar cercano. Es una palabra usada comúnmente por Juan, comúnmente usada por Pablo, que se refiere a un estilo de vida, en cada área de la vida. Que la Biblia no da lugar para dividir nuestra existencia en lo secular y lo sagrado. O, hay cosas en las que deberíamos obedecer a Dios y cosas que no le pertenecen a Dios. Así no es como la Biblia lo ve. TODAS las cosas pertenecen a Dios. Y que nuestro estilo de vida, si es honesto, si es verdadero, practicaremos nuestra religión en cada lugar en que caminemos. Así que dice: “Si decimos que tenemos comunión con Él”, que somos creyentes. Y aún así caminamos, ¿en qué? En que nuestro estilo de vida está inmerso en tinieblas.

Ahora, ¿qué son las tinieblas? No son lo que tu piensas. Es más malvado de lo que ahora creen, y es menos malvado de lo que ahora creen. Ustedes creen que las tinieblas tendrían que ver con algo que tendría que ver con satanismo, o brujería, o ateísmo. Pero conoce que la idea aquí es esta: ¿Qué es la luz? La revelación de Dios. ¿Qué es lo que Dios revela? Él nos ha dicho quién Él es, y Él nos ha dicho lo que ha mandado. Eso es la luz. Sabemos que tenemos luz acerca de quién es Dios. Sabemos que tenemos luz acerca de cuál es la voluntad de Dios. El que anda en tinieblas, anda de un modo que contradice lo que Dios ha dicho acerca de Sí mismo, y contradice lo que Dios ha dicho acerca de Su voluntad. Eso es lo que significa andar en tinieblas.

Ahora, quiero que veamos algo. Porque tenemos que ser muy, muy cuidadosos con esto. Primero de todo la palabra “peripateō” está en un tiempo presente que denota acción continua. No está hablando solo acerca de un momento de tiempo, sino que está hablando acerca del estilo de vida de una persona. Así que si fueras a juzgar a una persona simplemente por un solo momento en el tiempo podrías malinterpretar terriblemente a esa persona. Podrías ver un creyente verdadero cometer una obra que es pecado. E inmediatamente descartarlos como no creyentes. Pero eso no sería bíblico, no sería justo, no sería correcto. O podrías ver una persona con una moralidad grotesca y odio hacia Dios, podrías verlos y en un momento verlos hacer una obra justa, y llegar a la conclusión de que son creyentes. Así que ves ambos de esos momentos en tiempo aoristo*. Esos puntos en el tiempo son engañosos. (*nota: un solo evento momentáneo en el pasado) Pero de lo que la Biblia está hablando es mirar a su estilo de vida entero. ¿Cómo viven? A través del curso completo de sus días y a través del curso completo de todas sus actividades. ¿De qué manera viven? ¿Pueden verlo?

Ahora, aquí está la pregunta para ustedes. ¿Andan en tinieblas? Y dense cuenta de esto; pueden andar en tinieblas y ser muy, muy moral. ¿Andas en una manera que contradice lo que Dios ha revelado acerca de su naturaleza, acerca de quien Él es? ¿Andas de un modo que contradice lo que Dios ha revelado acerca de Su voluntad? Tu estilo de vida, ¿es una contradicción a la voluntad de Dios? ¿O está de acuerdo con la voluntad de Dios? Podríamos ponerlo de este modo, si quisiéramos volver al libro de Efesios. ¿Estás caminando acorde al curso de este mundo, de este siglo? ¿Estás siguiendo la corriente? ¿Estás caminando contrario al curso de este mundo con tus ojos puestos en la voluntad de Dios, y siendo conformado a la imagen de Dios?

Así que esa es la primera cosa que debes responder. Y estas pruebas, antes de que vayamos más lejos, son también muy importantes para los padres. Porque un hijo criado en una familia piadosa la mayoría de las veces dirá: “Yo creo, yo creo, yo creo”. Y si un hijo dice: “Yo creo”, nadie debería mirar a ese hijo y decirle: “No es cierto”. No deberíamos apagar el fuego que hay en ellos. Pero tampoco deberíamos apresurar nuestra afirmación de esa fe. Una cosa apropiada es decirles: “Si tú crees, eres salvo; pero vamos a observar tu vida”. “Vamos a examinarnos a nosotros mismos a la luz de las Escrituras, hasta que lleguemos a una seguridad completa de tu fe, basada en la Palabra escrita de Dios”. ¿Pueden verlo?

Solo una cosa práctica aquí; para la iglesia, y para los padres. Otra cosa muy apropiada por hacer, algo que es de gran ayuda. Cuando un niño dice “yo creo”, como cuando quieren participar en la Cena del Señor o quieren ser bautizados después de ver un bautismo, “Bueno, ¿puedo hacer eso también?” Siéntate y discute el asunto con ellos, pero después diles: “Esto es lo que quiero que hagas”. “El domingo, ve con los ancianos, ve con los ancianos y habla con ellos.” “Bien Papá, ¿vendrás conmigo?” “No, No lo haré. Si en verdad crees que el Señor ha trabajado en tu vida, ve y habla con el Hermano Anthony, y con el Hermano Mark. Luego pídeles una reunión para que ellos puedan discutir estos asuntos contigo.” Es una forma muy práctica para ver si alguien quiere ser bautizado sólo porque todos los otros niños quieren ser bautizados. Es una forma verdaderamente práctica de ver si alguien quiere estar en la Cena del Señor sólo porque vieron otro niño de su edad en la Cena del Señor. Porque, ¿no querrías tú a tus ancianos involucrados en esto? Su consejo. Y cuando ves a un niño que dice: “Pues voy con los ancianos, porque he sido convertido”. Wow. Y ellos se sientan y explican su fe, y lo que Dios ha hecho en sus vidas. Bueno, eso es algo. Ahora, solo un pensamiento práctico.

Así que la primer prueba es esta: Un verdadero creyente andará en la luz, como estilo de vida. Andará de acuerdo con lo que Dios ha revelado acerca de Su naturaleza, y Su voluntad. Ahora, si tomas mis palabras en serio en este momento, deberías estar temblando. ¿Por qué? Porque los creyentes, los verdaderos creyentes, los creyentes más maduros, pecan. Incluso en la vida más piadosa, es frecuente que des dos pasos adelante y tres pasos hacia atrás. Así que, ¿qué hacemos? ¿No somos cristianos? ¿Estamos todos condenados? ¿Todos hemos perdido la seguridad de nuestra salvación esta mañana? Porque nadie camina constantemente, continuamente, de acuerdo con lo que Dios nos ha dicho acerca de Sí mismo o Su voluntad. Y si dices que lo has hecho, puedo asegurarte, ahora en verdad no has pasado la prueba. Tú no eres cristiano. Estás engañado. Así que, ¿a dónde ir desde aquí?

Bueno, tenemos que seguir leyendo. Porque ahora, es que Juan va a lidiar con este problema. Mira el verso 8. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Y aquí hay algo que es muy importante. Cuando dices que Dios es tinieblas, que Él no nos ha dicho quién es en realidad, y que no puedes en verdad conocer Su voluntad. Es muy fácil entonces comenzar a creer que estás sin pecado. Mientras más Dios está escondido de los hombres, vas a encontrarte más auto-justicia. Y mientras más los hombres en verdad conozcan y proclamen a Dios, vas a ver más humildad delante de Dios. ¿Pueden verlo? Así que estos creyentes, han escuchado ahora que si eres un creyente verdadero caminarás acorde a la verdadera naturaleza y voluntad de Dios, y están sentados ahí, “¡Pero Juan!” “¡Hemos pecado!” “Todavía pecamos, aún luchamos con el pecado, odiamos nuestros pecados, pero aún pecamos Juan.” Así que Juan les da otra prueba. “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” Así que una de las grandes evidencias de que en verdad eres un cristiano, no es que ya no pecas más. Pero que ACTUALMENTE reconoces tu pecado, y lo miras como pecado. Y de hecho, si no reconoces tu pecado y no lo ves como pecado, es evidencia de que no eres un creyente. Así que dice: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” La verdad de Dios implantada por el Espíritu Santo simplemente no está en nosotros. Verso nueve: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” “Si confesamos nuestros pecados”. ¿Cuál es una de las más grandes evidencias de un verdadero creyente? Ellos reconocen el pecado en sus vidas, y lo confiesan. Lo confiesan. Son confesionales de esa manera. Están marcados por el quebrantamiento, y están marcados por la confesión. Pero no pienses que la vida cristiana es simplemente mirar a tu pecado, estar quebrantado acerca de él y confesarlo. ¡No! Porque cuando miramos a nuestro pecado, y confesamos nuestro pecado, siendo quebrantados por nuestro pecado, también experimentamos ¿qué cosa? La Gracia de Dios y el Gozo de nuestra Salvación. No en nuestras propias obras, sino en las obras de Cristo en nuestro lugar. ¿Pueden verlo?

Ahora, ¿qué significa la confesión? “Señor, perdona mis pecados”. No, eso no es lo que la confesión es. Eso es pedir al Señor que perdone tus pecados, pero eso no es confesión. O: “Señor, si he pecado en alguna manera, perdóname.” Eso no es confesión tampoco. ¿Qué es confesión? Viene del vocablo griego Homologeó. “Homo” que quiere decir “como” o “mismo”. Y “logeó”, confesar. Homologeó es confesar lo mismo. Ahora, ¿qué quiere decir eso? ¿No es el ministerio del Espíritu Santo hablarnos de nuestros pecados? Es Su ministerio. Convencer no sólo al mundo, sino también a nosotros de nuestro pecado. Así que digamos que nos levantamos en la mañana, y hemos sido impacientes con uno de nuestros hijos, o hemos sido impacientes con nuestra esposa; o hemos sido fríos con alguien. Terriblemente fríos hacia alguien. Y cuando dejamos la casa o el edificio, el Espíritu Santo comienza a tratar con nosotros, tal vez trayendo Escrituras a la mente, mostrándonos que hemos pecado. Así que el Espíritu Santo dice: “Tú has pecado, tú has sido impaciente”. Confesión es cuando estás de acuerdo con lo que Dios ha hablado. “Lo que Tú has dicho de mi, Dios, ¡es cierto!”. “He pecado, he sido impaciente”. ¿Pueden verlo? Es hablar la misma cosa, es estar de acuerdo con Dios en cuanto a tu pecado. Eso es la confesión. Eso es confesión. Y el verdadero creyente, está marcado por eso. Están marcados por eso.

Pero déjenme mostrarles como es que funciona. Ya que hemos hablado sobre la revelación, ahora hablaremos sobre la confesión. Una persona está andando en este mundo; es un incrédulo, está en tinieblas. Y de repente, alguien le predica el evangelio a Él, y el Espíritu Santo obra en su corazón, e ilumina su mente, y ve a Dios como nunca lo había visto antes. Y a la luz de esa luz, él se ve a sí mismo, como nunca se había visto a sí mismo antes. Y él ve su pecado, como nunca ha visto su pecado antes. Y él se quebranta, como nunca se ha quebrantado antes. Sin embargo, no se arrepiente para muerte. No es un quebrantamiento para perder la esperanza. Porque en esa revelación él ve a Cristo, y el Calvario, como nunca lo ha visto antes. Y él confía, él cree; y luego ¿qué pasa? Él se llena de gozo. Él cambia el cilicio y ceniza por ropa de alegría.

Ahora como creyentes, ¿qué sucede? ¿Qué pasa como creyentes? A medida que creces, eres un nuevo creyente, y comienzas a estudiar las Escrituras. Mientras estudias las Escrituras; la naturaleza de Dios, la naturaleza de Dios revelada en sus mandamientos. Su justicia, Su santidad. Él comienza a mostrarte, más y más, y más acerca de tu pecado lo cuál lleva a un quebrantamiento mayor. Lo cuál lleva a una confesión más profunda, y esa confesión profunda, se convierte en un gozo más profundo. Así que al final de tu vida, eres más santo que cuando empezaste, y al mismo tiempo, estás más quebrantado que cuando comenzaste. Y al mismo tiempo también, eres más dichoso que cuando empezaste. Y un gran intercambio ha sucedido. En vez de jactarte acerca de tu desempeño, lo cuál apesta en las narices de Dios, ahora te jactas solamente en la obra consumada de Cristo. ¿Puedes ver eso? Confesión: ¿Cuál es una de las más grandes evidencias de que verdaderamente te has convertido en un creyente? Es la confesión.

Eso no es decir, que un cristiano no tiene victoria. Ellos tienen victoria. Eso no es decir que un cristiano es salvado en su pecado; no. Él fue salvado de su pecado. Dios obra en su vida y Él comienza a cambiarlo. Pero que sepas esto: nunca alcanzarás un punto de perfección, hasta el día en que pases a la gloria. ¿Está tu vida marcada por la confesión? ¿Está tu vida marcada por confesión? ¿Puedes ver el pecado a una luz diferente ahora? ¿Te lleva a ponerte de acuerdo con Dios? Y confesarlo. Y a veces aún confesar el pecado a un hermano o hermana en Cristo, a quién le has hecho mal.

Déjame darte otra ilustración. Esto ayudará a algunos de ustedes que están batallando en esta área. No que no lo confieses, es sólo que a veces tu lucha con el pecado, te hace dudar que has sido convertido. Un hombre es no converso, y él está listo para irse a la oficina. Está nevando afuera, él va tarde, y está tirando papeles de su maletín. Él tiene que pasar por la cocina. No tiene tiempo para comer, ni una taza de café. Él es miserable, él llega a la puerta, él va a salir corriendo para la oficina. En ese momento, su esposa lo llama y le dice: “Saca la basura”. Sin siquiera pensarlo, el hombre se da la vuelta y dice: “¿Qué problema tienes? ¡Saca la basura tú! ¿No sabes que estoy retrasado? ¡Tengo un trabajo que hacer, tengo toda esta presión sobre mí. ¡Saca la basura tú! Y él camina por la puerta totalmente justificado. No tiene ningún problema con lo que hizo. No hay problema en absoluto. Se sube al carro, va por su café, va a su trabajo, hace su presentación. Él está bien. Tres meses después se ha convertido. Y nueve meses después, él baja las escaleras caminando por la cocina. Está nevando afuera. Él tiene toda clase de presiones encima, hay papeles volando de su maletín, su jefe está dándole todo tipo de problemas. Se está alistando a caminar afuera, y de repente, su esposa baja por las escaleras detrás de él, y dice: “Saca la basura antes de que te vayas”. Y sin siquiera pensarlo, se da la vuelta y dice: “¿Qué pasa contigo? ¿Saca la basura? ¿No ves que tengo una cita? ¡Estoy tirando mis papeles, tengo mucha presión encima!” Tú dirás: “Hermano Pablo, ¿entonces qué pasó? ¿qué le hizo la conversión a él?” ¿Qué le hizo la conversión? En el momento en que se dio la vuelta, y en el momento en que esas palabras salieron de su boca, fue como si alguien tomara un cuchillo y lo hizo pasar a través de su corazón. Y él se recupera de eso, y junta sus papeles. Él no pide disculpas; él sabe que está equivocado. Él está más furioso todavía ahora, él camina fuera de la puerta, él es miserable, ¡Él es miserable! Él se mete en su coche, él se va a conducir. Ni siquiera puede conducir su coche, se siente miserable por lo que ha hecho. Él se percata de eso, llega a la oficina. Él tiene que entrar y dar su presentación. y finalmente, él mira a su equipo y dice: “Miren, estaré ahí en un minuto, estaré ahí en un minuto”. Y se pone de rodillas. “Oh Dios, perdóname”. Y cuando él termina ahí, toma su celular y dice: “Esposa, siento mucho lo que he hecho, perdóname. No puedo entrar al trabajo sin que me perdones”. ¿No piensas que eso es poderoso? ¿No crees que eso es sobrenatural? Te digo que lo es. Algo le ha pasado a este hombre. Y gradualmente, empezará a hacerlo más y más. Se tomará un tiempo. Pero cuando su esposa viene y le dice que saque la basura, él dirá: “Yo… yo no puedo… ahora mismo.” O, “Dale”, “lo haré”, porque ya no está consumido por el egoísmo. Dios ha obrado en su corazón, ¿pueden verlo? De eso estamos hablando. Por eso es que no puedo soportar estos extremos. Está este extremo, donde simplemente estás despreocupado acerca del pecado. “Sí, soy creyente”. Y este otro extremo: “Bien, has pecado, así que estás perdido”. Ambos son mortales. Miren, pueden caminar mil millas por ese camino, y mil millas por ese otro y estar en falsedad. Pero caminar en la verdad es como caminar al filo de una navaja. Y hay fosos por ambos lados, y te puedes caer en ellos. Evita los extremos. Somos un pueblo cambiado. Podemos decir eso.

Si un cristiano pone en su camisa, “Cambiado” entonces yo diría que es un hereje, a menos que le pusiera en el dorsal, “Y aún cambiando”. Fundamentalmente, por naturaleza hemos cambiado. Pero las implicaciones de ese cambio, se desarrollarán durante toda la vida. Será una vida entera, y no serás perfeccionado hasta la Gloria. Así que, ¿cuál es una de las evidencias de que nos hemos convertido en verdad?

Bueno, déjenme ponerlo de este modo. Alguien me dice: “Tengo una nueva relación con Dios”. Yo les hago la pregunta. “¿Tienes una nueva relación con el pecado?” Porque la evidencia de que tienes una nueva relación con Dios es que tienes una nueva relación con el pecado. Es como la ilustración del matrimonio. Tengo una nueva relación con ella. Bueno, eso entonces significa que tienes una nueva relación con todas las demás mujeres de este planeta. Una relación de “No”. ¿Pueden verlo? Vamos ahora a la siguiente prueba.

En el capítulo dos, verso cuatro. Empecemos en el verso tres. “En esto sabemos que hemos llegado a conocerlo”. Ahora este es un… ahora miren esto. En esto sabemos que somos cristianos. “Si guardamos sus mandamientos.” Ahora Juan se va a volver más atrevido. “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso”. Ahora, detengámonos ahí por un momento. Si yo tuviera un centavo por cada vez que alguien en los Estados Unidos me dijo: “Bueno, yo vivo en el mundo como un diablo y todo eso, pero tú no sabes lo que hay en mi corazón. Yo de verdad lo amo, yo de verdad lo conozco”. ¿Cuál es la respuesta a eso? Juan nos da la respuesta.

“El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso”. Ahora de nuevo, la idea de “guardar” aquí, está en presente. Habla de un estilo de vida. Él no está hablando de una perfección sin pecado, sino que está hablando acerca de una nueva relación con los mandamientos de Dios. Y ahora, vamos de vuelta.

¿Tienes una nueva relación con Dios? Entonces tienes una nueva relación con el pecado. A causa de que tienes una nueva relación con los mandamientos de Dios. Antes de la conversión, un hombre no camina pensando en los mandamientos de Dios. Tratando de obedecer los mandamientos de Dios. Quebrantado cuando rompe los mandamientos de Dios. Confesando cuando quebranta los mandamientos de Dios. Él no tiene relación con los mandamientos de Dios. Él hace lo que bien le parece. Pero si él se ha convertido de verdad, ¿qué es lo que sucede? Habrá una nueva relación con los mandamientos de Dios, con la voluntad de Dios. Él querrá conocer la voluntad de Dios para su vida. Él querrá obedecer la voluntad de Dios. Él pedirá poder para obedecer. Él confesará pecado, cuando se encuentre violando la voluntad de Dios. Esta es la evidencia de la verdadera conversión. ¡Lo es! ¿Se encuentra en ti? ¿Se encuentra en ti?

De nuevo, no estamos hablando de algún tipo de fariseo con su propia justicia. De ningún modo. Podríamos estar hablando de una persona que está luchando, y batallando en gran manera. Pero su lucha viene del hecho de que ahora quieren obedecer la voluntad de Dios. Ahora desean obedecer la voluntad de Dios. Es significativo para ellos, significa algo para ellos, es precioso para ellos. Y ahora, algunos de ustedes, porque conozco las obras del diablo, sé como trabaja él, algunos de ustedes dicen: “Pero, me pasa seguido que no quiero estudiar las Escrituras”. Eso es exactamente lo que están diciendo. “Me pasa seguido que estoy perezoso, ¿significa eso que no estoy convertido? Muy seguido no memorizo, muy seguido no abro la Biblia. ¿Significa eso que no estoy convertido?” Puedo unirme a ustedes en esa canción que acaban de cantar. Ninguno de nosotros estudia la Palabra como deberíamos. Ninguno memoriza como deberíamos. Pero hay algo aquí que sí sé. Antes de la conversión, eso no me importaba. Que yo era perezoso en cuanto a la piedad, y la devoción y el estudio de las Escrituras. Ahora, eso también a veces me hace trizas. Paul, eres un predicador. ¿Cómo puede ser que no te quieres levantar de la cama ahorita y ponerte a estudiar? ¿Pueden ver? Si estás luchando con esto, y sé que es así, si luchas con esto, esto también me dice algo acerca de ti.

Puedes ver; si los hombres están verdaderamente, radicalmente depravados, entonces no hay virtud o deseo de Dios en ellos, aparte de la obra del Espíritu. Y sin embargo, estás ahí sentado, diciendo: “Deseo ser más como Él, quiero conocerlo mejor, quiero obedecerlo más y me duele mucho cuando no puedo cumplir las cosas que deseo”. Eso me dice que algo te ha sucedido. Pero tendrás una nueva relación con Su Palabra. La tendrás.

Escúchenme jóvenes. Escúchenme. Porque no saben lo que piensan saber. Y lo sé, porque cuando tenía tu edad yo no sabía, lo que pensé que sabía. Y lo sé, porque dentro de 30 años desde ahora, si llego a vivir tanto, miraré a este día, estando en este púlpito, y me daré cuenta de que no sabía ni lo que creía saber incluso ahora. Esto es parte de la vida cristiana. Va a haber pruebas en tu vida. Va a haber sufrimiento. Va a haber caminos en los que andas, por días y aún años. Que nunca debiste haber caminado, y Dios va a permitir que todo eso suceda. No porque no le agrades, sino porque te ama. Él va a permitir que todas estas cosas sucedan. Así que poco a poco, toda tu confianza propia, y tu propia sabiduría, será hecha vana. ¿Puedes ver eso? Y ya no harás como Israel lo hacía en el Libro de los Jueces, hacer lo que le parecía bien ante sus ojos. Sino que intentarás vivir por Sus mandamientos. No por lo que ves, no por lo que sientes. Ni siquiera por lo que piensas. Sino por, “así dice el Señor”. Eso llegará a ser la guía de tu vida. Así que si Él dice “Quieto”, te quedas quieto. Si Él dice: “Corre”, tú corres. Si Él dice: “Camina”, tú caminas.

Ahora, vamos a otra prueba. Verso seis del capítulo dos. “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” He leído esto antes, y visto las caras de la gente, si es que leo bien las caras de la gente, que al oír este texto, eso fue el clavo final de su ataúd. “¿Qué quieres decir? ¿El que está salvado andará como Él anduvo?” No estamos hablando de Juan aquí. Ni siquiera estamos hablando del apóstol Pablo. Estamos hablando de Jesús. El hombre perfecto, sin mancha, sin arruga. Sin corrupción, sin suciedad. Siempre haciendo la voluntad de Su Padre. El único que pasó a la Gloria basado en Su propia justicia. ¿Tú estás diciendo que para ser un cristiano, debo andar como Él anda, o que eso será la evidencia de ello? Bueno, eso es lo que Juan dice. Eso es lo que dice claramente. Él dice: “Él que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo”. Pero, ¿qué significa eso? De nuevo, No estamos hablando de una conformidad perfecta. De lo que estamos hablando es “Telos” – finalidad. Meta, objetivo, la línea de meta. Lo que estamos diciendo aquí es ¿cuál es la gran meta de tu vida? ¿Como quién quieres ser? ¿A quién buscas imitar?

Cuando era un niño, frecuentemente estaba asustado de mi padre, pero siempre respeté a mi padre. Él era un hombre grande, era como de mi tamaño, de mi altura. Pero era mucho más fuerte, más fornido. Y salíamos cuando yo era un niño pequeño y alimentabamos los caballos, especialmente en el invierno. Cuando toda la nieve y el hielo vendrían y no había agua para los caballos, o el ganado. Y salíamos, ya fuera a romper hielo, o cargar agua en grandes cubetas. Y aún puedo hasta este día recordar a mi padre. Agachándose y tomando una cubeta con una mano, y otra cubeta con la otra. Y parándose ahí, cargando eso, y caminando a través de la nieve. Y siempre quise ser como él. Él me llevaría ahí cuando yo tenía seis años. Y yo alcanzaría y tomaría una cubeta, y con la otra mano, otra cubeta, e intentaba poner mi pie en su huella. Y honestamente, me veía como una araña borracha. Si me hubieras visto, te habrías reído. Si hubieras sido menos que un buen hombre, te habrías burlado y bromeado. Pero no hubiera habido duda alguna en la mente de nadie. Ese niño quería ser como su papá. Él estaba tropezando y cayendo y fracasando; él no podría tomar el mismo paso. Pero no había duda; él quería ser como alguien. Y ese alguien era su padre.

Ahora, ¿te puedo hacer una pregunta? ¿Como quién quieres ser?

Ahora, que tengas temor. Porque en verdad no necesitamos que contestes esa pregunta. Eso ya lo sabemos. No porque seamos profetas, no porque podemos mirar dentro de tu corazón. Todo lo que tenemos que hacer es abrir nuestros ojos. No está tan escondido como piensas que es.

Ahora, lo estoy diciendo acerca de ti, acerca de mí, acerca de todos nosotros. La persona como la que esperas ser es evidente, muy evidente. Habla como el mundo, actúa como el mundo, vístete como el mundo, haz todo como el mundo lo hace. Ten los mismos héroes. Ten las mismas pasiones y deseos. Entonces, todo lo que eso está diciendo es, que tú amas el mundo. Tú amas el mundo. ¿O quieres ser como Cristo? Tantas cosas que se enseñan acerca de la hombría están tan mal. Como si alguno de nuestros, de esos personajes históricos; incluso John Wayne, o Teddy Roosevelt, o exploradores, o esto o aquello, son hombres a imitar. No, no lo son. A menos que lo hicieron para la gloria de Dios, no deben ser imitados. Porque no estamos hablando acerca de ser un hombre como John Wayne, o Hércules. Estamos hablando de ser un hombre como Jesucristo. Estamos hablando también acerca de ser mujeres que muestren las mismas virtudes que su Señor y hermano mayor. Hablamos acerca de querer ser como Jesús. ¿Es eso evidente en tu vida? ¿Deseas ser como Jesús? Y a veces, te sientas solo, como lo hago yo, en las noches, en la oscuridad, pensando: este día, actué más como un tonto, que como Jesús. Actué más como un patán que como Jesús. Actué más como un arrogante, o un griego, o un romano que como Jesús. Entré en conversaciones, y digo: “No hablé como Jesús hubiera hablado”. ¿Quieres y deseas ser como Jesús? Y sé muy, muy cuidadoso. Porque eso de ser como Jesús siempre es filtrado a través de la cultura o subcultura en que vivimos. ¿Podría ser un chico andando con flip-flops puestos y un brazalete de “¿Qué haría Jesús?” Y diciendo: “Caramba, soy todo un salvaje, como Jesús era un salvaje”?. No, tú eres como tu cultura, es como lo que tú eres. O gente vistiéndose como si aún viviéramos en la época de “Orgullo y Prejuicio”, diciendo: “Me veo como Jesús se veía.” No, lo siento, ellos no usaban ropa así cuando Jesús vivía. No hablamos de esa clase de cosas. ¡Estamos hablando de lo que somos en verdad! ¡Lo que hacemos en verdad! ¡Como pensamos en verdad! ¿Pueden verlo? Muy importante.

Ahora, vamos a la última prueba, y ya acabamos. Verso 7: Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando y la luz verdadera ya alumbra.

Ahora, si han estado en nuestro estudio del miércoles por la noche, ya saben que este es uno de mis versículos favoritos en toda la Biblia, ¿por qué? Lo encuentro intrigante. Porque Juan dice, ya saben, no les escribo un mandamiento nuevo. Y de ahí en seguida él dice: Les escribo un mandamiento nuevo. Y te dan ganas de mirar a Juan y decirle: “¿Cuál es Juan? O estás escribiendo un mandamiento antiguo o un mandamiento nuevo”. Él dice: No, estoy escribiendo ambos. ¿Qué quiere decir? Y si tan solo pudieras meditar en este texto, y entender un poquito de él, porque no puedo explicarlo muy bien. Ni siquiera lo que hay en mi propio corazón respecto a él. Él está diciendo el mandamiento de amar, es un mandamiento antiguo. Ha estado ahí desde el principio. Siempre ha estado. La marca de alguien que conoce a Dios es el amor. Es un mandamiento antiguo. Pero es un mandamiento nuevo, ¿de qué manera? Cuando Jesús vino, Él nos reveló tan alta expresión de amor que pareciera que nunca antes se hubiere hablado de amor. Él lo tomó a otro nivel tan alto, que es como si fuese un mandamiento completamente nuevo. Y Él lo hizo. Él lo hizo. ¿Y qué es lo que va a decir aquí? Él dice, y me encanta esto: Por otro lado, (verso ocho) les escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en Él y en ustedes. Juan, ¿es verdadero en mí? ¿Cómo? Él dice, porque las tinieblas van pasando y la luz verdadera ya alumbra. Las tinieblas van pasando y la luz verdadera ya alumbra. ¿Y qué quiere decir eso? Tiene mucho que ver con revelación, pero también tiene mucho que ver con la santificación. Las cosas viejas están pasando. Hay un sentido en que ya han pasado completamente. Vives en una realidad completamente diferente y en una esfera completamente diferente. Segunda de Corintios cinco. Pero la obra externa de eso, mientras camines con el Señor, es que Él va a ser fiel. Él va a ser fiel, ¿para hacer qué? Para asegurarse que más y más tinieblas vayan pasando y más luz alumbre. ¿Y cómo sabrás cuando eso suceda? Cuando uno de los caminos principales que conocerás es cómo amarás a la gente. Al menos cómo aprendas o estés aprendiendo a amar a la gente.

La cosa que yo más… La cosa que veo en una luz nueva, como nunca la había visto antes, aún si es que pude llegar a hablar esa cosa correctamente con mi boca, es que en el Nuevo Pacto, el amor lo es todo. Aún no sé lo que estoy diciendo cuando digo eso. Es realmente cierto. Que si amas al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas, y si amas a tu prójimo como a ti mismo, estarás cumpliendo la Ley de Dios. Y la más grande expresión de madurez bíblica, es el amor; en verdad lo es.

Así que, un hombre puede correr por las junglas siendo perseguido por sus enemigos. Un hombre puede dar todo lo que tiene muchas veces. Un hombre puede desgastarse por completo. Pero si no tiene amor, no es nada, no vale de nada, no está consiguiendo nada.

¿Cuál es una de las evidencias más grandes de que eres un creyente? Que tú amas. Y para que sepas qué tan importante es esto, conoces la advertencia que Cristo nos da en el juicio a las naciones. De las ovejas y los cabritos, ahí hay una separación. La gente malinterpreta este pasaje; ellos leen el pasaje y dicen: “Este pasaje prueba que debemos, ya sabes, darle comida al hambriento, y vestir al pobre, y visitar a la gente en las prisiones, y tener un ministerio de prisiones”. Eso en ningún modo es lo que este versículo quiere decir. En ningún modo eso es lo que ese pasaje significa.

Ahora, necesitamos alimentar al pobre, necesitamos los ministerios de las prisiones, y necesitamos hacer todas esas cosas, pero eso no es de lo que el texto habla. Puedes ver cómo puedes citar un texto, y simplemente, sacarlo de contexto totalmente. Jesús no está diciendo, “Fui un asesino en la prisión y me visitaste”. Eso no es lo que está diciendo. ¿Qué está diciendo? De lo que habla es de la manifestación de amor por otros cristianos. De eso se trata todo.

Ustedes dirán, “¿Qué quieres decir?” Déjenme darles una ilustración. Nos estamos reuniendo en un bosque a las afueras de Roma. Somos una religión criminal. Somos cristianos. Y la reunión se acaba como a las once de la noche, y sabemos que debemos tomar caminos diferentes de regreso a la ciudad. Vas a casa, vas a la cama. Como a las cuatro de la mañana, alguien toca a tu puerta. Abres la puerta, y es uno de los creyentes. Él te dice: “Tenemos que reunirnos otra vez en los bosques, ven”. Así que te vistes, tomas tu camino de regreso al bosque. Hay una reunión ahí, todos los creyentes. ¿Qué fue lo que pasó? Uno de los ancianos se levanta y dice: “Dos de nuestros hombres en el camino de regreso fueron capturados por los soldados, los encontraron con algunos escritos. Fueron engañados, y ahora están en prisión. Ellos han sido golpeados y arrojados a la cárcel.”

Bien, en muchas prisiones alrededor del mundo —tal vez no sepas esto, si alguien de afuera no te trae medicina, y comida y vestido, morirás. De modo que ellos dicen: “Tenemos que hacer algo”. Y dos creyentes brincan inmediatamente, llenos de celo, como algunos de ustedes, chicos de universidad, llenos de celo. “Les llevaremos la ropa, iremos nosotros, les llevaremos la medicina. Se las llevaremos”.

Y entonces un hombre mayor como yo se levanta y dice: “Maravilloso, tranquilícense un momento, no tienen idea de lo que dicen.” ¿Se dan cuenta? Cuando vayan y les lleven medicina, y ropa y demás y la llevan a la prisión, ellos van a saber que son creyentes también. Y si lo hacen, y si no andan de buen humor, van a golpearlos, a despojarlos de sus cosas, y arrojarlos a la prisión. ¿Saben lo que están diciendo cuando dicen: “Iré”?

Y entonces un grupo se hace notar desde alguna parte de la iglesia, y dice: “Esto es estúpido, esto es ridículo, estamos hartos de esto, también nosotros creemos en Jesús, pero solamente vemos esta iglesia ponerse más y más radical, y estamos hartos de esto. Pensamos que están locos, nunca hemos sido llamados a hacer esta clase de cosas. Los atraparon, es su problema. Dios sabe lo que está haciendo, ¡nos vamos de aquí!” Y se van, y ¿qué acaban de ver?

La división de las ovejas y los cabritos, Antes del día del juicio. Y entonces, dos hombres más viejos se levantan y dicen: “Miren, hemos criado nuestras familias, jóvenes, siéntense, no queremos que vayan. Hemos criado nuestra familia, nuestro hijos ya están grandes. Dénnos las cosas.” Y así, todos los demás corren a sus hogares. Son pobres, son esclavos. Ellos consiguen las medicinas, van a comprarlas. Hacen todo lo que pueden. Lo sacrifican todo. Se encuentran de vuelta en los bosques, y los dos ancianos toman la comida, la ropa, y las medicinas, para ir a ministrar a los hermanos en la prisión. De eso es de lo que habla Jesús.

Básicamente dice esto: Una de las más grandes, si no la más grande evidencia de que crees en Él, y que lo llamas Señor, es que amas a los hermanos. Amas a los hermanos.

Ahora, sé que hay gente en esta iglesia, tantos hermanos queridos y hermanas en Cristo que son convertidos, que harían eso. Lo sé, y eso es maravilloso.

Y lo que voy a decir ahora, iglesia, no es para menospreciar eso. Sé que lo harían. Pero iglesia, recuerda esto. Tenemos hermanos y hermanas en Cristo en prisiones. Tenemos hermanos y hermanas en Cristo en necesidad. Y tal vez como un cuerpo deberíamos poner más atención a eso, ¿no lo crees? Yo sé que hay gente aquí que darían todo lo que tuvieran para ayudar a un hermano o hermana en Cristo. Sé que lo harían. Pero así como yo, así como yo, a menudo lo olvidamos, ¿no es así? ¿Cuántos de nuestros hermanos y hermanas en Cristo están sufriendo y en necesidad? Necesitamos estarnos recordando esto unos a otros todo el tiempo. ¿Cómo podemos ayudar? ¿Cómo podemos ayudar? ¿Qué podemos hacer?

Alguien me dijo hace mucho tiempo, Tú vives en los Estados Unidos, no tienes porque tener necesidad. Entonces, puedo escogerlo, por el bien de los hermanos y hermanas en Cristo. Solamente, pensemos en eso.