¿Cómo voy a Cristo?

Muchas personas escuchan las frases “Ve a Cristo”, “Mira a Cristo”, “Ven a Cristo”, y se agotan al intentar ir, mirar y venir. En vez de eso se encuentran todavía perdidos y sin descanso. Entonces, ¿qué quiere decir “Ve a Cristo”? Tim va a Romanos 10 para dar una respuesta.


Esta es de Patrick. Él dice: “Estoy perdido. Hace cuatro meses me encontré con tu sitio web, y fui convencido de que la Biblia es verdadera. Desde entonces, he estado leyendo la Biblia y parece que no llego a ningún lado. Al principio mis oraciones parecían ser genuinas, pero ahora he estado orando y pidiéndole a Cristo que me salve, y parece que mi corazón se ha endurecido, al punto que mis oraciones son extremadamente débiles. Trato de ser lo más honesto posible con Él, pero parece que no me escucha. Puede que sea porque sigo volviendo al pecado. Pero no estoy seguro cómo ir a Cristo. Por favor ayúdeme.”

¿Cómo ir a Cristo? Esa es su pregunta. ¿Cómo voy a Cristo? Por cuatro meses; él ha creído que está perdido. Por cierto, sólo porque te hayas dado cuenta de que estás perdido no hay garantía de que las cosas van a mejorar. Muchas personas se han dado cuenta de que están perdidas y no llegan a la Gloria. Pero, él quiere ayuda.

Mediten esto. Si alguien les hiciera esa pregunta: ¿Cómo voy a Cristo? ¿Cómo voy a Cristo? Esta no es una pregunta poco común. Parece que este es un problema común. Hay personas que llegan al punto en que se frustran. Llegan al punto en que han intentado hablar con la mayor cantidad de personas posible. Se ven abatidos. Parecen estar buscando algo. Van a seguir preguntando, van a seguir preguntando. Están buscando a alguien que les diga algo nuevo. Algo que no han escuchado todavía. ¿Cómo voy a Cristo? ¿Cómo voy a Cristo? Sabes, si piensas en… Piensa en las invitaciones en la Escritura. ¿Acaso te da muchos detalles acerca de cómo ir a Cristo? O la escritura generalmente sólo dice: Corre. Ve. Ven. Bebe.

Escucha algunas de las invitaciones en la Escritura. Mateo 11:28 -muy conocido- pero escucha a Cristo, “Venid a Mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.” Eso es todo. “Venid a mí,” eso es lo que Cristo dice. Él no dice cómo venir, en el sentido que: vas por aquí, y vas por allá, y vas por allá, y estoy justo ahí. Él nos dice cómo venir en cuanto al estado de nuestro corazón, ¿verdad? Él no nos da indicaciones para nuestros pies.

Venid. Y si pensamos en eso, ¿dónde está Él? Él está cerca de cada uno de nosotros. ¿No encontramos esa verdad en la Biblia? Él está cerca de nosotros. Él está aquí. No hay ningún lugar a donde el pecador pueda ir, donde Él no esté. Si en el Seol preparas tu lecho, allí está Él. Si vas a las profundidades del mar: Ahí está Él. Si subes a la cima de la montaña más alta: Ahí está Él. ¿Es la palabra “venid” un asunto de movimiento? ¿Es “venid” una cosa geográfica? como: Él está ahí, y yo tengo que ir de aquí hacia allá. ¿Qué significa “venid”? ¿Cuál es el sentido? “Venid a mí”. Pero Él ya está aquí. Entonces, ¿qué significa? No es un asunto de distancia. No es un asunto de viajar físicamente. Hubo un día cuando Él caminó en esta tierra. Si lo buscara, si fuera a donde Él estaba quizá sería como el ciego Bartimeo, que tenía que localizarlo y tenía que gritar. Había un lugar en que Él estaba físicamente. Pero ese ya no es el caso. “Venid” ya no significa algo físico. No tiene nada que ver con nuestra posición. No significa que tienes que postrarte en una posición de oración -no es que haya algo malo con estar en esa posición- esa palabra no no tiene nada que ver con movimiento físico o de desplazamiento. Entonces, ¿cuál es la idea de “venid”?

Vienes hacia alguien que ya está presente. La idea es que es una cuestión del corazón. Escuchen lo que Él dice, “Venid a Mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.” ¿Cómo vienes? ¿Cómo vienes espiritualmente cuando no es un asunto que concierne a lo físico? No involucra a mis piernas ni a mis pies, movimiento y desplazamiento. ¿Cómo voy espiritualmente hacia Cristo? Porque obviamente, de eso se trata todo esto. Y estamos hablando acerca de ser salvo; eso es lo que Patrick está preguntando, ¿cierto? Él dice, “estoy perdido”. Se dio cuenta que estaba perdido. Y se dio cuenta que la Biblia era verdadera. Pero sabe que todavía le falta algo. Él está diciendo: “No estoy seguro de cómo ir a Cristo.” Bueno, aún esa palabra “venid”, o esa palabra “ir”. ¿En qué pensamos? Aún la palabra “beber”. Todo tiene un simbolismo físico; pero sabemos que todo es espiritual.

Entonces, ¿cómo venimos… en un sentido espiritual? Te garantizo que nuestro bienestar eterno se basa en esta respuesta. De nuevo, ¿qué de Isaías 55:1? “Venid, todos los sedientos.” ¿Te diste cuenta qué está haciendo Jesús cuando en Mateo 11:28 dice “Venid a Mí”? Él dijo esto: “Todos los que están cansados y cargados, y yo os haré descansar.” ¿Te das cuenta? Él le está hablando a un cierto tipo de personas aquí. Estas son personas que están cargadas. Tienen una carga. Trabajan duro. Estas son personas que están agotadas. Y Él no dice exactamente de qué están agotadas. Pero recuerda, Él es un salvador. Él salva del pecado. Personas que están agotadas del pecado. Personas que están agotadas de intentar salvarse a sí mismas. Personas que están agotadas de intentar limpiar sus propias vidas. Personas que están agotadas de intentar acercarse a Dios por su propio esfuerzo. Personas que han trabajado y trabajado. El trabajo arduo está relacionado con eso: trabajo. Personas que simplemente están agotadas. Él dice: “Venid a Mí, yo os haré descansar. La misma cosa por la que estás intentando trabajar, yo ya la conseguí.”

Luego en Isaías: “Venid todos los sedientos.” Nota la naturaleza descriptiva de estos versículos. Él está hablando a determinadas personas en estos versículos. Personas que tienen ciertos problemas del corazón. Otra vez, estamos hablando de realidades espirituales, no físicas. “Todos los sedientos.” -no de agua-. “Todos los que están cansados y cargados.” No con trabajo físico. “Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero.” Él está hablando al sediento y al que está en bancarrota. “Y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. ¡Venid! comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno.”

¿Y qué tal esta invitación en Juan 6:37? “Al que viene a Mí, de ningún modo lo echaré fuera.” ¿Qué tal Juan 7:37? “Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a Mí y beba”. Mateo 11:28 “Venid.” Isaías 55:1 “Venid”, y una vez más, “Venid.” Juan 6:37: “Al que viene a mí.” Juan 7:37 “Venga.” Apocalipsis 22:17: “El Espíritu y la esposa,” aquí no es Cristo diciéndolo. Aquí es el Espíritu y la iglesia. Ellos dicen, “¡Ven! y el que oye diga: ¡ven! Y el que tiene sed, ¡venga!; Y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida.” Estas invitaciones suenan muy similares, “sin costo”. Vienes a comprar sin nada. Está hablando al que está en bancarrota. Está hablando al sediento, repetidamente. La sed es un deseo. Hay hambre de algo, hay sed de algo, hay una ansia de algo. Algo está pasando adentro de esa persona. Necesitan algo; están buscando ese descanso. Están buscando eso que los va a apartar del trabajo en el que han estado involucrados. Hay una sed en el alma. Están deseando algo. Hay una carga de la cual están tratando de escapar. No tienen nada con qué pagar, pero saben que necesitan algo. Y aquí hay una invitación a venir sin costo alguno.

¿Qué tal esta? Juan 4:10. Jesús con la mujer en el pozo: “Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva.” Ahora tenemos aquí una nueva palabra. “Venid” no está en este verso, pero sí está “pedir”. ¿Cómo vienes? ¿Cómo venimos? Venimos de corazón, venimos espiritualmente, y pedimos. Vienes al Señor pidiendo.

¿Qué tal esta? Isaías 55:7: “Abandone el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor.” Ahí la palabra es “vuélvase”. A veces dice “volverse” en la Escritura. La idea del arrepentimiento, viniendo al Señor. Abandonando su camino perverso, sus pensamientos inicuos y viniendo al Señor. Para que tenga compasión de él, y a nuestro Dios. Vienes a nuestro Dios. Otra vez, no estamos hablando de alguna realidad física aquí: “Será amplio en perdonar.”

¿Qué tal ésta? Isaías 55:6, “Buscad al Señor mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cerca.” Ahí hay una palabra nueva, dos palabras nuevas: “buscad” y “llamadle”. Tenemos “venid”; tenemos “volverse”; tenemos “pedir”; tenemos “buscar”; tenemos “llamar”; ¿Cómo buscas? ¿Dónde estás buscando? Buscas al Señor al pedir, al llamar. “Buscad al Señor mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cerca.”

Ahora, pensemos en esto. Tú llamas. ¿Qué pides? ¿Cómo llamas? ¿Cómo te acercas al Señor cuando quieres ser salvo? Esto no requiere de algún tipo de frase específica que tenemos que usar que sólo esa frase vaya a ser efectiva con el Señor. Como si una cierta secuencia de palabras, o cierto grupo de palabras es como una clase de magia, para acercarse al Señor.

Quiero que todos piensen en esto, porque esto es clave. Piensen en el pecador, y él está en busca de algo. “¿Cómo voy a Cristo? ¿Cómo voy a Cristo?” Bueno, Él está cerca. Llama al Señor en tanto que esté cerca. Llama. Él está cerca. Es así. ¿Cómo te acercas a Él? Apelas a Él. Tú clamas a Él. Tú llamas.

Ahora escucha… En Romanos 10, por favor vayan ahí. Yo creo que esto va al corazón de por qué tantas personas, tantas personas, parecen estar confundidas por esto. “¿A qué te refieres con ir a Cristo? ¿Qué hago?” ¿Sabes cuál es su problema (de manera superficial, al menos en cuanto a lo que su mente está preocupada)? Los engranajes están girando en su mente. Él dice: “He estado leyendo la Biblia, creo que la Biblia es verdad.” Él dice: “Mis oraciones parecían ser genuinas al principio.” ¿Te das cuenta de lo que está haciendo? Está leyendo la Escritura, está creyendo la Escritura, y ha estado orando. Pero, no ha funcionado. Así que dice: “¿Qué tengo que hacer para ir a Cristo?” ¿Ves? Puedes ver qué ha pasado en su mente. “He ido a la palabra, y he orado; y no ha pasado nada.” ¿Qué haces cuando las personas vienen a ti y te dicen eso? ¿Qué sabemos que es absolutamente cierto si las personas vienen a nosotros y dicen eso?

Yo sé que esto es verdad: Yo sé que Dios no es mentiroso, y sé que ha prometido en Su palabra salvar a pecadores que lo buscan. Sé que ha prometido en la Escritura salvar a pecadores que se lo piden. Sé que ha prometido en la Escritura salvar a aquellos que lo invocan. Sé que ha prometido en la Escritura, que si tu vienes a Él sin costo y bebes, vas a encontrar vida eterna. Sé eso por las Escrituras, y sé que Él no está mintiendo. Y la verdad es que muchas personas en este lugar han encontrado que Él es fiel a esa palabra. Vinimos a Él y Él nos salvó. Lo que sabemos es esto: no importa lo que el hombre diga, sea el hombre mentiroso, ¿verdad? Lo que sea que el hombre pueda decir. Si ellos dicen que están haciendo lo que Dios dice que tiene que hacerse, para que un pecador sea salvo: arrepentirse y creer; venir; volverse; pedir; buscar; llamar; que si el pecador hace eso y no es salvo, sabemos que Dios es veraz.

Sabemos que el problema no está en Dios, ¿y saben? debemos ser cuidadosos. Porque he tenido a personas del otro lado del teléfono sólo llorando, y llorando, y llorando. Personas en frustración total. Sabes, también puedes pasar por eso con tus hijos. Puedes pasar por eso con familiares cercanos. Puedes pasar por eso con personas que amas profundamente, que son cercanos a ti. Te dicen derramando lágrimas: “Estoy invocando al Señor y Él no me salva.” Y tienes que guardar tu propio corazón en este asunto, no sea que empieces a encontrar falta en Dios. Pero debes estar seguro de esto: Dios no es mentiroso.

Quiero que pienses en esto. Porque yo pienso… no, estoy seguro, que esto está en el corazón del asunto. Quizá puedas decir esto de diferentes maneras. Indudablemente, alguien puede abordar esto desde otra perspectiva. Otros hombres, otras mujeres probablemente puedan decirlo de manera diferente. Pueden basarse en diferentes versículos para exponer sus razones en relación a esto mismo. Esta no es la única manera de decir lo que yo creo que es el corazón del problema. Esta es una manera de decirlo. Esta es una manera en que quiero que veas, cuál es el problema.

Nota esto, Romanos 10:12, “Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo Señor es Señor de todos, abundando en riquezas para todos los que le invocan; Ahí está otra vez nuestra palabra: “Todos los que invocan”. ¿Cómo vas a Cristo en un sentido espiritual? Invocas. Oras. Este joven que está orando está en lo correcto. Así es como te comunicas. Ya sea verbalmente como si estuvieras en el cuarto con una persona, y puedes escucharla hablar. Es audible al tímpano. O un suspiro, un gemido sin palabras que sale del corazón del hombre. Si es el deseo de un hombre expresado interna o externamente; eso es un clamor. Esa es una invocación. Pero observa. Sólo observa lo que pasa aquí. Versículo 13: “Porque: todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.”

Sabes, he estado pensando en este versículo y me di cuenta… Admito que creo que hay algo ahí que muchas veces pasamos por alto. Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. ¿Sabías que esa promesa es segura? ¿Encontraste alguna excepción ahí? Este texto siempre es 100% verdadero. Siempre. Es una promesa. Puedes confiar tu alma eterna a esa promesa. “Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.”

Hechos 2:21: “Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.” La misma verdad en Hechos 2:21 que tienes en Romanos 10:13. ¡Todo aquel! Las dos dogmáticamente establecen: TODO AQUEL que invoque el nombre del Señor será salvo. Ahí está. Así es como corres hacia Cristo. ¡Todo aquel! Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. Si quieres saber cómo ir a Cristo para salvación, así es cómo. ¡Todo aquel!

Así es como te puedes acercar a Él. Así es cómo venir a Cristo para ser salvo. Pero quiero que sepas algo. Quiero que notes algo. El nombre de Jesucristo. Ahora, observa eso. Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. El nombre del Señor. ¿No es interesante? ¿Por qué no dice: “Todo aquel que invoca al Señor”? El NOMBRE del Señor. Sé que estos no son los únicos lugares en que se encuentra este tipo de cosas en la Escritura.

: “Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros como Él nos ha mandado.” ¿Cuál es el significado de un nombre? Díganme algo sobre los nombres. Un nombre hace ¿qué? ¿Qué hace un nombre? Identifica a alguien. *personas respondiendo* ¿Qué cosa? Sí, representa a alguien. Tu nombre te representa. ¡Lo que es interesante es “el nombre”! El nombre representa quién es Cristo. Cuando piensas en el nombre de Cristo… “Detente en el nombre de la ley”. ¿Has oído decir eso? “Traigo un mensaje en el nombre del rey.” El nombre representa quiénes son ellos, todo acerca de ellos, la autoridad que tienen. El nombre. Se invoca el nombre de Jesucristo. Yo creo que eso es muy importante. ¿Por qué? Porque, piensa acerca de Su nombre. Llegas a los evangelios -pensemos en esto- llegas a los evangelios del Nuevo Testamento y ahí está el Salvador. Él está encarnado. Él ha venido al mundo. El Verbo se hizo carne. Está habitando entre nosotros. Y cuando se le da un nombre -justo al comienzo- ¡Mateo nos impacta con dos nombres! O sea, inmediatamente en Mateo capítulo 1, Él recibe dos nombres. ¿Te acuerdas cuáles son? Jesús y Emanuel. Y los dos nombres son definidos para nosotros. ¿Por qué? Porque un nombre representa a la persona. Invoca Su nombre: Jesús, que significa “Yahvé salva”. ¿Por qué? Porque, Él salvará a Su pueblo de sus pecados. Su nombre será llamado Emanuel, que significa “Dios con nosotros”. ¿Te das cuenta lo que engloba un nombre? Engloba la realidad de esa persona. Es algo descriptivo de esa persona.

Si yo invoco el nombre del Señor Jesús, entonces, estoy invocando todo lo que Él es. ¿Y sabes cuál es el problema? Correr hacia Jesucristo es cuestión de invocar el nombre del Señor Jesucristo; pero las personas no lo invocan por quién es Él. Ese es el problema. Porque, pensemos en esto. Pensemos acerca de Su nombre. Su nombre Jesús, vamos a tomar ese primero. Invocas el nombre de Jesús. ¿A quién estás invocando? A aquel que la Escritura dice que salvará a Su pueblo. ¿Sabes lo que eso me dice de inmediato? Él lo va a hacer, tú no lo vas a hacer. Eso coincide con la misma verdad: sin costo, ¿verdad? No traes nada. “Yo soy el Salvador”, dice Él. Yo salvo a mi pueblo de sus pecados. Mi pueblo no se salva a sí mismo de sus pecados. Yo los salvo de sus pecados. ¿Recuerdas lo que Él dijo? Él dijo: “Los que están sanos, no tienen necesidad de médico.” En otras palabras: Vine a este mundo por aquellas personas que necesitan a un Jesús. Escucha Su nombre. Invoca a Su nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo. Las personas que invocan el nombre de Jesús son personas que no tienen dinero. Son personas enfermas. Son personas que necesitan al médico. Son personas que vienen vacías. Personas que vienen sin dinero. Son personas que cuando escuchan una invitación -como la que escuchamos- “Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero.” El nombre de Jesús es para personas que no tienen nada que ofrecer. Es para personas que están desprovistas y en bancarrota. Para eso el nombre de Jesús.

Si invocas el nombre de Jesús, no estás siendo honesto, si en realidad quieres echar la mano en tu salvación. No estás invocando con honestidad al Jesús que aparece en Mateo capítulo uno. El Cristo, que en Mateo 1 dice “Él salvará a su pueblo de sus pecados”. No estás invocando a ese Cristo. No estás invocando el nombre del Señor, si vienes pensando que TÚ puedes ofrecer algo. ¿Qué cree la gente que puede ofrecer? Todo tipo de cosas. La gente siempre quiere ofrecerle cosas a Dios. “Estoy tratando de arrepentirme”. ¿Qué es eso? Estás tratando de salvarte a tí mismo. Las personas siempre están tratando de crear la fe. “Estoy tratando de creer, estoy tratando de arrepentirme, estoy tratando de hacer esto o aquello.” Escucho eso todo el tiempo. “Estoy tratando de…” Bueno, no estás desprovisto. No estás en bancarrota. Dices: “Estoy invocando al Señor.” No estás invocando al Señor cuando estás intentando ofrecer algo. ¡No lo estás!

El nombre del Señor. Piensa en el nombre del Señor. “Salvaré a mi pueblo de sus pecados”. Por eso es que le llaman Jesús. Y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. ¡Él los va a salvar! No estás invocando honestamente Su nombre si estás queriendo ofrecer algo. Si tienes algo de bondad, si has estado intentando hacer algo. Si no vienes con tus jactanciosos labios cerrados, entonces, no estás invocando el nombre del Señor. Date cuenta, invocar el nombre del Señor significa invocar a ese Salvador. Quien es. Quien Él es como está descrito por Su nombre. Lo que su nombre es, todo lo que está representado en Su nombre. Escucha esto también, no es sólo que Él va a obrar la salvación; Él dice esto… el Ángel dice que Él va a salvar a Su pueblo de sus pecados.

¿Escuchaste lo que Patrick dijo? Dijo que sigue volviendo a su pecado. Jesús va a salvar a Su pueblo de sus pecados. ¿Han leído: “el pecado no tendrá dominio sobre vosotros”? ¿Alguna vez han leído: “Él los va a limpiar de todos sus ídolos”? ¿Alguna vez han leído: “Pero gracias a Dios que os hicisteis obedientes de corazón”? ¿Has leído esa clase de salvación? Piensa, piensa, piensa. La Escritura dice: “si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres.” ¿Qué tal esto? Tito 2:14: “Jesucristo se dio a Sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para Sí un pueblo.” Purificar para Sí mismo.

Esta es la cosa, Él dice en un lugar: “a menos que renuncies a todas tus posesiones, no puedes ser mi discípulo”. Renunciar no significa que terminas flotando en el vacío con nada más que tu alma. Renunciar no significa que no tienes una playera que vestir, o un vestido que ponerte. Renunciar significa: estoy dejando ir todo. Señor llévate todo, quita el pecado. Sólo dame lo que es bueno para mí. Sólo permite que me quede con lo que sabes que yo puedo manejar. Lo que va a ser bueno para mí. Lo que va a ayudarme en pureza y justicia, en rectitud y santidad; sin la cual yo sé que nadie verá al Señor. Dices que vas a purificar un pueblo y el pecado ya no va a tener dominio sobre ellos, y los vas a limpiar de todos sus ídolos. Ellos ya no van a ser esclavos del pecado, y si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres.

¿Recuerdan el pacto que Él hizo? Él dijo que va a poner Su ley en nuestro corazón. Vamos a guardarla, ¿verdad? Él va a hacer que caminemos en Sus estatutos. Cuando venimos a Él, Él es Jesús. Él se llama Jesús, porque Él va a salvar a su pueblo de sus pecados. Él lo dice en serio. No puedes venir invocando el nombre del Señor… y no… mira Nadie va a discutir el hecho de que si no eres sincero acerca de querer ser salvo deberías preguntarte por qué no lo eres, ¿verdad? ¿Hay alguien aquí, hay alguien en algún lado que va a pensar que si no pides sinceramente, que Cristo te va a salvar si en realidad no quieres ser salvo? Diciendo de dientes para afuera palabras como: “Yo te invoco,” o, “Yo invoco el nombre del Señor Jesucristo para ser salvo”. Quiero decir, si sólo lo dices de dientes afuera “¡Señor, sálvame. Señor, ayúdame!” Si eso es sólo de dientes para afuera, tú sabes si no estás siendo sincero. Él no te va a salvar.

Tienes que invocar el nombre del Señor, e invocarlo por Su nombre con sinceridad. Y lo que “Su nombre” nos indica es: Él realiza toda la salvación. Él no comparte algo de esa obra contigo. Si ese es el tipo de salvador que quieres -al que no le quieres echar una mano; cuando no estés listo para presumir de tus propios logros en ello; si quieres el tipo de salvación en la que es TODO DE ÉL y nada de ti; si reconoces que eso es lo que necesitas; si estás tan cansado y cargado a causa de todos tus esfuerzos; y ves que eso no te ha llevado a nada en todos tus esfuerzos de correr hacia Cristo, en todos tus esfuerzos de construir un tipo de fe, o un tipo de arrepentimiento, y estás agotado por eso, ¡y ahora estás en el punto donde estás dispuesto a invocar el nombre del Único que promete hacer toda la obra salvadora! Entonces, eso es invocar el nombre del Señor Jesucristo sinceramente.

Si estás en el punto en el que quieres ser salvo. Lo que pasa es que la Escritura dice una y otra vez: “Si quieres. Ven.” Si quieres. Si deseas. O sea, es a eso a lo que apela ¿verdad? “Si estás sediento…” Eso indica deseo. Eso indica una voluntad. Si estás anhelando ser salvo de tu pecado, ¡pero no juegues! Su nombre es Jesús porque Él salva a Su pueblo de su pecado. Si vienes con tan sólo un ídolo del que no quieres ser salvado, no estás siendo sincero ni estás invocando el nombre del Señor. Porque Su nombre Jesús significa que Él va a salvarte de todo tu pecado. Eso es lo que significa.

Tú invocas el nombre… del Señor, tú serás salvo. Si le invocas por lo que es Su nombre, serás salvo. Si eso es lo que quieres, pero más vale que recuerdes con qué clase de Salvador estás tratando. Estás tratando con un Salvador que lleva a cabo toda la salvación. Estás tratando con un Salvador cuyo propósito es purificarte, y redimirte, y limpiarte de cada uno de tus ídolos, romper la esclavitud a cada pecado, y limpiarlo, y purificarte, y quitarte todas tus manchas. Liberarte COMPLETAMENTE de todo. Tienes que renunciar, y abandonar, y entregarle todo a Él para que Él te quite todo lo que es vil, todo lo que es desagradable en tu vida. Tienes que rendirlo todo. Si te aferras a algo perverso, algo pecaminoso, cualquier cosa de la que no te quieras separar… no estás invocando el nombre del Señor sinceramente. Porque eso es lo que significa Su nombre.

Por cierto, piensa en esto: Dios con nosotros. Emanuel. Otra vez, ahí hay otro nombre. Tú invocas el nombre del Señor. Estás invocando el nombre de Aquel que planea estar contigo. El Dios de la Escritura planea estar contigo. No sólo rescatarte del castigo. No sólo rescatarte del pecado. No sólo rescatarte del infierno. Él está diciendo “Yo estaré contigo”. Eso es lo que quiere decir Emanuel. Un nombre representa quiénes somos. Él está diciendo “Voy a entrar. Voy a caminar contigo”. No el dios de tu imaginación. El Dios de las Escrituras. ¿Es eso lo que realmente quieres?

Escuché decir a un predicador bien conocido: “Sabes, si Jesús entrara aquí ahora,” -él piensa- “Jesús haría que muchas personas se incomodaran.” ¿Por qué? Debido a Sus demandas. Él espera que caminemos en Sus palabras. Probarás ser su discípulo, si Su palabra permanece en tí. “¿Y por qué me llamáis: “Señor, Señor”, y no hacéis lo que yo digo?” [Lc 6:46] ¿Realmente estás listo para que ese Dios esté contigo? Eso es lo que Él dice. Emanuel. Dios con nosotros. Piensa. ¿Realmente estás invocando al Dios de la Escritura porque quieres que Él esté contigo? Ése es Cristo. Él es Dios. Él es Dios con nosotros. Pero, ¿recuerdas lo que quiere decir Su nombre? ¿Realmente quieres a ese Dios contigo? ¿Realmente quieres a Uno de esa santidad contigo? ¿Es ese el tipo de Salvador que quieres? ¿Estás esperando conseguir un boleto gratis de salida del infierno? Pero el Cristo de la Escritura como que te inquieta. Él es demasiado rígido. Demasiado estricto. Demasiado exagerado. Quiere demasiado. Exige demasiado. Más vale que creas que Él demanda mucho. Demanda todo, ¿verdad? ¡Él lleva a cabo toda la salvación! Él lo hace todo. Pero, si no quieres ser salvado de todo lo que está mal, y perverso, y malvado en tu vida, entonces no estás siendo sincero. Si no quieres que el Dios de la Escritura esté contigo, y camine contigo, que entre a ti, y te purifique, en la forma que Él es puro, entonces, no estás siendo honesto. No estás siendo honesto con la Escritura.

Si miras y ves a este desagradable maestro del pecado, a este sucio y repugnante maestro del pecado y dices: “No lo quiero más. Yo sé que no puedo destruirlo. Necesito a alguien que me salve totalmente, y quiero ser salvado de todo eso. Quiero rectitud. Señor, ven y sálvame. No estoy en condiciones de debatir, en condiciones de regatear. No estoy dispuesto para ninguna negociación”. Ves, esto es de acuerdo a Su nombre. Él se presenta de esa forma. Y con mucha frecuencia, los pecadores no lo escuchan. No escuchan lo que significa Su nombre. Ellos no lo escuchan. “Llama su nombre Jesús”. ¡Él va a salvar a Su pueblo de sus pecados! ¿Es eso lo que realmente quieres? Tienes que pensar en eso. ¿Es eso lo que realmente quieres? Porque, si lo haces de dientes para afuera: “Señor sálvame.” Y todo lo que es, es que empiezas a leer la Escritura y no te gusta como suena el castigo eterno. No estás siendo sincero. Si fueras sincero, Él te salvaría en un segundo. Si lo invocas por lo que es Su nombre, si tú invocas el nombre del Señor Jesucristo, serás salvado. Lo serás. Si lo invocas por lo que es Su nombre, y por lo que éste representa, serás salvo. Así es como corres hacia Cristo. Lo invocas por todo lo que es Su nombre. No estás jugando.

Tantos pecadores quieren regatear. Quieren regatear. ¿Por qué piensas que dice una y otra y otra y otra vez en la Escritura: “No os dejéis engañar, los injustos no heredarán el reino”? ¡No te engañes! No querrás ser sólo oidor y no hacedor. ¿Por qué? Una y otra vez… Jesús, y Pablo, y Santiago, y Juan. ¿Por qué nos confrontan con esto una y otra vez? Porque la gente quiere regatear con Dios. Quieren retener algo. Ahí está ese apreciado ídolo. Y ellos escuchan que Jesús salva, y les gusta la idea de ser salvados del infierno; pero, Él no dice ahí que va a salvar del infierno. Dice llamarán su nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de su PECADO. ¡De su PECADO!

El pecado es el gran enemigo, no el infierno. ¡El PECADO! De eso es de lo que necesitas ser salvo. Si eso es de lo que quieres ser salvo, ¡hay un Salvador que salva a pecadores del pecado! Él dice: Vine a buscar y salvar a los perdidos. No a los que están bien. No a los justos. Él no vino a buscar y salvar a aquellos que no necesitan salvación. Él vino a buscar y salvar a los perdidos. A aquellos que quieren un salvador. A aquellos que reconocen: “Necesito un salvador”. A aquellos que reconocen que están esclavizados al pecado; y no pueden escapar; no pueden romper la cadena, y quieren ser salvados de todo eso. No de algo de eso. No quieren regatear, y no quieren negociar. Necesitan un salvador que los salve de todo eso. ¡De todo! Cualquier cosa impura, desagradable, manchada, oscura; cualquier cosa que sea repugnante, sucia y despreciable en ellos. Cualquier cosa que le desagrade a Dios. Necesitan un salvador que venga y los salve de eso. Quieren que el Cristo de la Escritura esté con ellos. Quieren a “Dios con nosotros”. Ellos quieren eso. Ellos quieren que Él venga y esté con ellos, para salvarlos de todo su pecado. Quieren que Él venga. Ellos quieren que lo que sea que les impida acercarse a Dios, sea quitado.

“Dios con nosotros”. No alguien que quiere una imitación. Todos quieren un salvador. Todos quieren un salvador que los rescate del infierno, y los deje quedarse con su pecado. Todos quieren ese salvador. Así que, ¿qué crees? El diablo viene, ¿y qué crees que dice el mensaje de toda la falsa religión de por ahí? “Tenemos una forma para que entres, y aún quedarte con tus ídolos” Por eso es que la Escritura tiene que decir constantemente: “no os dejéis engañar”; porque ese es el gran engaño. Puedes invocar al Señor, y puedes buscar ir al Señor, y puedes hacer todas tus acrobacias, y puedes intentar, intentar e intentar. Puedes buscar venir. Y puedes buscar buscar. Puedes pedir, y puedes orar, y puedes meterte en la Biblia, y puedes hacer todo tipo de cosas. Comúnmente estas personas llaman a una persona, y luego a otra; luego le envían un correo electrónico a ésta, y luego van a esa persona, y luego otra persona. Ha habido gente que me ha llamado una y otra y otra vez. James me acaba de decir que un chico lo ha llamado 20 veces. He visto eso una y otra vez. Ha habido gente que me llama, y he preguntado, y esa gente ya ha llamado a otros. Ya han hablado con James 20 veces. Han llamado a Paul Washer, y han hecho esto y han hecho aquello. Han llamado a todos lados. Y sin embargo, ¿qué están haciendo? ¿Qué están buscando? Te diré: Ellos siguen preguntando, preguntando y preguntando, y no están siendo salvados. ¿Por qué? Porque están buscando algo nuevo. “Dime algo nuevo.” Lo que en realidad quieren es que les digas cómo pueden escapar del infierno, y seguir teniendo su pecado, y de repente tener paz y descanso en su conciencia y en su alma. Y no llega eso. Puedes decirle la misma cosa que todos los demás le han dicho. Ya se la has dicho 20 veces, y James ya se la dijo 20 veces, y todos los demás ya se la dijeron 20 veces. Pero, lo que no quieren es el Salvador como está ofrecido en la Escritura. Porque ese Salvador que se ofrece en la Escritura promete que: “Si invocas el nombre del Señor, serás salvo.” ¡Lo serás! Si quieres ese Salvador, que está respaldado por ese nombre.

Piensa en lo que es Su nombre. Piensa en lo que significa Su nombre. Piensa lo que indica ese nombre. El tipo de Salvador que tenemos. Lo encuentras justo en la Escritura. Yo traté con eso el martes pasado, en la universidad Our Lady of the Lake. Aquí está este recaudador de impuestos -piensa en esto- él ni siquiera va a mirar hacia el cielo. El fariseo está recitando. Puedes escucharlo, el chico que está diciéndome: “¡Estoy tratando de arrepentirme, estoy tratando de creer!” ¿Sabes cuánto se parece eso al fariseo en Lucas 18? “¡Yo ayuno dos veces a la semana! ¡doy el diezmo de todo lo que gano!” Eso es exactamente a lo que me refiero. Él no necesita un salvador. El está haciendo un trabajo suficientemente bueno intentando salvarse a sí mismo. Aquí está el recaudador de impuestos. Él ni siquiera mira hacia el cielo. Se queda a cierta distancia. ¿Por qué? Él sabe que está contaminado. Él sabe: “No tengo nada que ofrecer. Necesito el tipo de salvador al que puedo venir en bancarrota. El indicador de gasolina dice: vacío. “No me queda nada. No hay ni gases. Estoy vacío. Necesito el tipo de salvador que me salve de todo mi pecado. No me quiero aferrar a nada. Me está matando. Es una contaminación a mi alma. Sé que Dios detesta que sea inmundo ante Sus ojos. Necesito ser limpiado de todo eso. Quiero que Dios esté conmigo. Y lo sé, he percibido eso en lo profundo de mi alma, Él está lejos. No soy digno de acercarme a Él.” Te digo que ese hombre se fue a su casa justificado. Ese hombre, exitosamente fue a Cristo.

¿Qué tal otro? En este caso, un ladrón. Está colgando en una cruz. Sus horas están contadas. Los minutos de su vida están llegando a su fin. Está colgando en esa cruz junto a Cristo y él reconoce, “Mi vida, mi vida es sólo… ruinas. Yo merezco lo que me está pasando, yo merezco esto. Soy un criminal. No soy una buena persona, soy un criminal. Señor acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” Él le dijo: En verdad te digo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. ¿Lo ves?, él necesitaba un salvador. Necesitaba un salvador que lo salvara de todos sus pecados. Necesitaba un salvador que lo salvara. Él quería el tipo de salvador que era Cristo, y él quería estar con Él, y Cristo dijo: “Tú vas a estar. Tú vas a estar conmigo en el paraíso.” Te diré eso: Jesucristo no sólo vino a salvar algunas personas. Él vino a salvar al tipo de persona que necesita un salvador como Él.

¿Sabes del DVD que hicimos? Hay un clip más o menos como a la mitad en el que Paul Washer está hablando acerca de la cruz. No me acuerdo cómo se llamaba ese clip, pero es uno de mis favoritos. Y cuando está concluyendo, él dice: “Uno de ustedes quizá se esté preguntando, ‘¿puedo ser salvo?’” Y él dice: “No lo sé, depende.” Sabes, el problema es ser salvado con las manos vacías. No traigo nada en mis manos. Sólo me aferro a la cruz. Esa es la forma más simple de ser salvado. Y es completamente imposible, si estás determinado a traer algo en tus manos.

¿Puedes ser salvado? ¿Puedo ir a Cristo? Puedes. Él te invita generosamente a que vengas. Si lo tomas como el Salvador que es Él. Para ser salvado en la manera que Él salva. Es completamente glorioso si no tienes nada que ofrecer. Pero los hombres, en su orgullo, no quieren ser salvados de esa manera. ¿Por qué? Pocos son los que la hayan. Porque la mayoría de los hombres no vendrán desprovistos. Porque eso significa venir humillado y contrito. Cuando un hombre viene -una mujer viene- y dice: “No tengo nada que ofrecer”, esa es una posición de humildad. ¿Ves? los hombres están llenos de orgullo. La mayoría de los hombres van a perderse el cielo porque no se van a rebajar en cuanto a lo que rebajarse se refiere. Y aún eso suena como un esfuerzo. La mayoría de los hombres no se volverán en nada y caerán en los brazos de Cristo Ellos quieren tener algo que ofrecer, quieren ser capaces de proveer parte de eso. Quieren poder ser parte y tener un lugar. Pero sólo se trata de desmoronarse al pie de la cruz y hacerse nada para que Cristo lo sea todo. Para que Él sea el Salvador perfecto. Para que Él lleve a cabo toda la salvación. Venimos a Él con las manos vacías. Necesitándolo a Él. ¡Necesitándolo a Él! Cristo sólo va a salvar a aquellos que lo necesitan a Él. Eso es lo que Él dice. “El Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido.” Los que están bien no tienen necesidad de médico. Él vino a salvar a aquellos que lo necesitan a Él. Este es el problema: hay quienes dicen: “Estoy intentando ir a Cristo, pero Él no me va a salvar.” Esta es la razón: “Estoy tratando de venir a Cristo, pero Él no me va a salvar.” Éste es exactamente el problema. Ese siempre es el problema. No están invocando el nombre del Señor por todo lo que éste significa. Si invocas el nombre del Señor, significa que invocas al Señor, por lo que significa su nombre. Por todo lo que es Su nombre.

Mira a los nombres de Cristo, y puedes ver qué clase de Salvador es Él. Él no es del tipo que comparte la gloria. Él es el Salvador. Eso significa que tú no lo eres, Él es. Él vino a buscar y salvar a los perdidos. Eso significa que tú estás perdido. Estás perdido. No sabes cómo recuperarte. Estás vagando en el desierto. Simplemente estás perdido. Eres sólo un perdido vagando; y un desprovisto, una estrella errante ahí en la oscuridad. Necesitas ayuda. Necesitas ayuda completa. ¿Te fijas? Su clamor se oye a través de los tiempos. Y a todos quienes cuyos oídos pueden escuchar y decir: “Oh. ¡Esa es la clase de Salvador que he estado buscando!” Entonces, Él les dice: “Ven, te ofrezco beber gratuitamente.” Y puedes correr inmediatamente y aferrarte, espiritualmente. Solamente pide: “Señor ayúdame.” Y Él vendrá inmediatamente y te ayudará. Si no lo hace, sólo hay una explicación. El error y la falla está en ti; y es porque no estás realmente viniendo hacia Él como Él es. No lo estás buscando como Él es. No estás invocando Su nombre como Él es. No estás corriendo hacia Él, por quién es Él. Quieres otro tipo de salvador. Quieres otra clase de Cristo. Puedes decir su nombre verbalmente, de Jesús, o de Cristo. Pero si tu deseo no es por lo que significa ese nombre, no estás siendo sincero. Están buscando un salvador diferente al que Dios envió a este mundo. Dios envió un Salvador para el perdido. Para el cargado. Para el trabajado. Para el enfermo. Para aquellos que no pueden pagar. Para el desprovisto y el que está en bancarrota. Para aquellos, como el recaudador de impuestos, que lo único que pueden hacer es golpear su pecho y decir: “Dios sé propicio a mí, el pecador.” Y ese hombre se fue a su casa justificado. Y eso es todo. Cuando te encuentras con personas que parecen estar frustradas, personas que derraman lágrimas porque no están siendo salvadas; tienes que ser muy claro, acerca de exactamente la clase de salvador que es Cristo, y lo que significa Su nombre. Lo que significa invocar el nombre del SEÑOR. Porque, ¡Todo aquel que invoque el nombre del SEÑOR será salvo! Amén.